El Papa llama a trabajar por una «paz duradera» en la bula por el Jubileo de la Esperanza

Pide la condonación de la deuda externa de los países pobres.
El Papa durante la audiencia general de este miércoles - Evandro Inetti/ZUMA Press Wire/d / DPA

ROMA, 9 May. (EUROPA PRESS) –

El Papa advierte que la exigencia de paz interpela a todos y urge que se lleven a cabo proyectos concretos en la bula publicada este jueves 9 de mayo para convoca el Jubileo de la Esperanza, que arrancará el próximo 24 de diciembre y se clausurará el 6 de enero de 2026. «Que no falte el compromiso de la diplomacia por construir con valentía y creatividad espacios de negociación orientados a una paz duradera», subraya.

Los párrafos más significativos de la bula han sido leídos en la Basílica de San Pedro por el regente de la Prefectura de la Casa Pontificia, Leonardo Sapienza, estrecho colaborador del Papa, que ha acudido en silla de ruedas a la lectura.

El Pontífice alerta de que la humanidad, «desmemoriada» de los dramas del pasado, está sometida a una prueba nueva y difícil cuando ve a muchas poblaciones oprimidas por la brutalidad de la violencia. «¿Qué más les queda a estos pueblos que no hayan sufrido ya? ¿Cómo es posible que su grito desesperado de auxilio no impulse a los responsables de las Naciones a querer poner fin a los numerosos conflictos regionales, conscientes de las consecuencias que puedan derivarse a nivel mundial? ¿Es demasiado soñar que las armas callen y dejen de causar destrucción y muerte? Dejemos que el Jubileo nos recuerde que los que ‘trabajan por la paz’ podrán ser ‘llamados hijos de Dios'», reflexiona.

Francisco abrirá el 29 de diciembre de 2024 la puerta Santa de la catedral de San Juan de Letrán. Ese mismo día ha dispuesto que en todas las catedrales y concatedrales, los obispos diocesanos celebren la Eucaristía como apertura solemne del Año jubilar, según el Ritual que se preparará para la ocasión.

El Pontífice también abrirá el 1 de enero de 2025 la puerta Santa de la Basílica papal de Santa María la Mayor. Y, por último, el domingo 5 de enero, la de San Pablo extramuros. Estas últimas tres Puertas Santas se cerrarán el domingo 28 de diciembre del mismo año.

El Año Santo sucede, según una antigua tradición eclesial, cada 25 años, aunque Francisco convocó en 2015 el Jubileo Extraordinario de la Misericordia. El Papa Bonifacio convocó el primer gran jubileo de la Historia de la Iglesia en el año 1300 también mediante una bula. Se trata de una tradición medieval -cuando todo decreto papal, relacionado con celebraciones solemnes, se emitía a través de este tipo de documento con un sello papal- que todavía sigue vigente hoy en la Iglesia católica. De hecho, la misma palabra del latín ‘bulla’ significa precisamente sello.

En la bula, Francisco también avisa de la pérdida del «deseo» actual de tener hijos, una tendencia que enmarca en los «temores» ante el futuro y la falta de garantías laborales y tutelas sociales. En este sentido, llama a los cristianos a crear una alianza social «inclusiva y no ideológica» que pueda llenar las «tantas cunas vacías que ya hay en numerosas partes del mundo».

FORMAS DE AMNISTÍA O CONDONACIÓN DE LAS PENAS

Francisco también se acuerda de los presos y ha propuesto a los gobiernos del mundo que en el Año del Jubileo se asuman formas de amnistía o de condonación de la pena, así como itinerarios de reinserción en la comunidad. En este sentido, adelanta que para ofrecer a los reclusos un signo concreto de cercanía, él mismo abrirá «una Puerta Santa en una cárcel», si bien no ha especificado ni cuándo ni dónde.

El Papa se refiere también a los enfermos y pide que sus sufrimientos puedan ser aliviados con la cercanía de las personas que los visitan y el afecto que reciben. Alerta, además, a los jóvenes de la «ilusión» de las drogas, el riesgo de caer en la delincuencia o la búsqueda de lo efímero. No obstante, reconoce que es inevitable que vivan el presente con «melancolía» y «aburrimiento» en algunas circunstancias como, por ejemplo, cuando los estudios no ofrecen oportunidades y la falta de trabajo o de una ocupación suficientemente estable amenazan con destruir los deseos.

Asimismo, critica que las esperanzas de los inmigrantes se ven frustradas por prejuicios y cerrazones y reclama a los cristianos que se distingan por estar siempre dispuestos a defender el derecho de los más débiles. Sobre los ancianos, el Pontífice lamenta que a menudo experimentan soledad y sentimientos de abandono y llama a tejer una «alianza entre las generaciones».

El Papa destaca también la sucesión de «oleadas» de pobreza siempre nuevas frente a las que existe el riesgo de acostumbrarse y resignarse. «Encontramos cada día personas pobres o empobrecidas que a veces pueden ser nuestros vecinos. A menudo no tienen una vivienda, ni la comida suficiente para cada jornada. Sufren la exclusión y la indiferencia de muchos», critica.

Igualmente, considera «escandaloso» que estén presentes en los debates políticos y económicos internacionales, pero que sus problemas se planteen como un «apéndice» o como una cuestión que se añade casi por obligación o de manera periférica. «No lo olvidemos: los pobres, casi siempre, son víctimas, no culpables», recalca.

Además, Francisco llama a los países ricos y a los organismos internacionales a cancelar las deudas «injustas e insolutas». «Hay otra invitación apremiante que deseo dirigir en vista del Año jubilar; va dirigida a las naciones más ricas, para que reconozcan la gravedad de tantas decisiones tomadas y determinen condonar las deudas de los países que nunca podrán saldarlas», exige.

Finalmente, reitera su llamamiento a que con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares se constituya un Fondo mundial para acabar con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres, de tal modo que sus habitantes no acudan a soluciones violentas o engañosas ni necesiten abandonar sus países para buscar una vida más digna.