MADRID 11 Dic. (EUROPA PRESS) –
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un informe en el que se registran 263 millones de nuevos casos de malaria en 2023, lo que supone once millones más respecto al año anterior, y que se enmarca en el quinto año consecutivo de incremento de diagnósticos, destacando países como Etiopía, Nigeria, República Democrática del Congo (RDC), Madagascar o Pakistán.
“A pesar de los avances, la malaria sigue siendo una amenaza mundial persistente que socava la salud de millones de personas en todo el mundo. Si analizamos solo el año 2023, se estima que hubo 263 millones de nuevos casos de malaria, un aumento de once millones de casos con respecto al año anterior. Y desde 2015, la incidencia de casos ha mostrado un ligero aumento hasta los 60,4 casos por cada 1.000 habitantes”, ha afirmado el jefe de la Unidad de Información Estratégica para la Respuesta, Programa Mundial contra la Malaria de la OMS, Arnaud Le Menach, en una rueda de prensa.
Le Menach también ha expresado que el parásito ‘plasmodium knowlesi’ está planteando “un desafío” a los esfuerzos para eliminar la malaria en el sudeste asiático, que ha experimentado un aumento de casi un 20 por ciento de casos entre 2022 y 2023.
Tras ello, ha resaltado la “pequeña reducción” de la tasa de mortalidad de la malaria en África, que soporta el 95 por ciento de la carga mundial de la enfermedad, que mata anualmente a unas 600.000 personas en todo el planeta, una cifra que se sitúa lejos del objetivo de 5,5 muertes por cada 100.000 habitantes (actualmente es de 13,7).
“Desde 2015, la región ha logrado una pequeña reducción en su tasa de mortalidad por malaria, pero el ritmo de progreso debe acelerarse para alcanzar los objetivos mundiales contra la malaria”, ha añadido, tras lo que ha lamentado que la financiación sigue siendo “insuficiente”.
En relación a ello, ha afirmado que en 2023 se han invertido unos 4.000 millones de dólares (3.780 millones de euros) para controlar la malaria, una cantidad inferior al objetivo de 8.300 millones de dólares (unos 7.850 millones de euros), lo que “pone de relieve la urgente necesidad de conseguir financiación adicional” y de “optimizar el uso de los recursos existentes”.
A pesar de ello, el informe señala que, entre 2020 y 2023, se han logrado evitar 2.200 millones de casos y 12,7 millones de muertes, y es que cada vez hay más países con baja carga de malaria que están logrando avances hacia la eliminación de la enfermedad. De hecho, ya son 44 los países que han acabado con la misma, siendo Egipto el último en unirse a esta lista en octubre.
RESISTENCIA A LOS FÁRMACOS
Le Menach ha expresado que la propagación de las resistencias a los medicamentos son una “preocupación creciente”, pues hasta el momento cuatro países africandos han llegado a confirmar la presencia de resistencia parcial a la artemisinina, el tratamiento “más eficaz” contra el ‘Plasmodium falciparum’.
“También se sospecha de resistencia parcial a la artemisinina en otros cuatro países. La OMS insta a los países a adoptar medidas enérgicas para preservar la eficacia de los medicamentos, y las medidas recomendadas se resumen en una estrategia de la OMS, que se publicó en 2022”, ha añadido.
Asimismo, ha mostrado su preocupación por la resistencia de los mosquitos a insecticidas, tal y como han notificado 55 países; ocho países africanos han detectado una especie invasora de mosquito (‘anopheles stephensi’) que puede soportar altas temperaturas y que es resistente a muchos insecticidas. Otros 41 países han registrado la presencia de parásitos con mutaciones genéticas que impiden el diagnóstico.
GRAN PARTE DE LOS NUEVOS CASOS SON DESPLAZADOS INTERNOS O REFUGIADOS
En el informe también se muestra que en torno a 80 millones de nuevos casos son personas que se encuentran en situación de desplazados internos o de refugiados, lo que provoca que a menudo carezcan de acceso a servicios de prevención y tratamiento, lo que les deja en posición de vulnerabilidad.
Además, ha manifestado que el cambio climático “plantea un grave riesgo para la salud”, especialmente en personas que viven en situación de fragilidad. “Las inundaciones de 2022 en Pakistán demuestran claramente el impacto de un fenómeno meteorológico extremo: los casos de malaria se multiplicaron por ocho entre 2021 y 2023”, ha agregado.
MOTIVOS PARA EL “OPTIMISMO”
Aunque el estudio muestra datos sobre las “múltiples amenazas”, Le Menach ha aseverado que “hay motivos para el optimismo”, pues hasta 17 países han introducido la vacuna contra la malaria recomendada por la OMS en zonas seleccionadas a través de la inmunización infantil de rutina, reseñando que la demanda de estas es “alta” y que la oferta “es suficiente para satisfacerla”.
En países como Kenia, Malaui o Ghana, donde se han llevado a cabo introducciones piloto de esta vacuna, se ha podido comprobar un “gran impacto” en la reducción de la mortalidad infantil, llegando a reducirse en un 13 por ciento. En la actualidad, hay 17 países que ya están distribuyendo la vacuna en África subsahariana y otros 25 han recibido la aprobación para recibir financiación.
Del mismo modo, ha hablado sobre los nuevos mosquiteros con piretroides-BOP, que brindan una mejor protección contra la malaria, y cuyo número de entregas ha aumentado en un 78 por ciento para los países de África subsahariana. Sin embargo, tan solo la mitad de la población riesgo de contraer la enfermedad en África subsahariana dormía bajo un mosquitero tratado con insecticidas en 2023.
Le Menach ha hablado sobre el acceso ampliado a la quimioprevención de la malaria estacional, que es “otro punto positivo en el control mundial de la malaria”, y que consiste en administrar dosis mensuales de medicamentos antipalúdicos a niños menores de cinco años durante la temporada alta de malaria, y es que han sido 53 millones de niños tratados con esta intervención en 2023.
Si bien se trata de un notable aumento respecto a 2012, cuando fueron tratados 200.000, el acceso para las mujeres embarazadas sigue siendo limitado. De hecho, solo el 44 por ciento de ellas se han beneficiado de las tres dosis recomendadas de terapia preventiva.
Por su parte, la directora del Departamento de Igualdad de Género, Derechos Humanos y Equidad en Salud de la OMS, Alia El Yassir, ha expresado que la malaria afecta más a los más pobres y a los segmentos más marginados de la sociedad.
“Hay una expresión con la que muchos estarán familiarizados cuando se dice que la pobreza está feminizada o que la pobreza tiene rostro de mujer. Y eso se debe a que las normas de género se arraigan e institucionalizan tan profundamente que colocan a muchas mujeres y niñas en desventaja. Y eso afecta el riesgo de malaria y también su acceso al tratamiento. Pero las normas de género también pueden afectar la prevalencia en los hombres, como muestran algunos de los datos del informe”, ha añadido.
En base a ello, ha dicho que algunos comportamientos o estereotipos que afectan a los hombres “pueden aumentar su riesgo”, lo que provoca que los datos de casos “no nos dan una imagen real” de los afectados, por lo que ha instado a apoyar a los sistemas de salud para que recopilen datos desagregados y los analicen.