Ojos sin rostro

Por: Leny Fernández | Haynes explora las grietas humanas y plantea la incógnita sobre la paz después de la tormenta.

Nominado a Mejor guion original en los últimos Óscar, se ha estrenado Secretos de un escándalo de Todd Haynes, título basado en la nefasta historia de abuso de un adolescente de 13 años, por parte de una adulta que alegó un “enamoramiento genuino”, para luego formar una familia con su víctima.

Semejantes hechos podrían servir en el cine para complacer una chata curiosidad, pero Todd Haynes es un cineasta al que le importan los misterios de las conductas humanas. Por eso su cámara recurre a planos generales que después, a través de lentos acercamientos, convierte en primeros planos, para hallar eso que se esconde en lo aparentemente trivial, o en lo que una mirada poco atenta no advertiría. Haynes hace, entonces, un ejercicio de microscopía con un lente que magnifica grietas, analiza conciencias y/o diagnostica inconsciencias. ¿Puede existir paz luego de tamaña turbulencia en la génesis de esta familia?, ¿a qué juegan todos (los miembros de la familia, la comunidad entera) que parecen mirar sin ver y hablar sin escucharse?

Un vehículo de respuesta a esas interrogantes es Elizabeth (Natalie Portman), una actriz que irrumpe en la vida del matrimonio de Joe (Charles Melton) y Gracie (Julianne Moore) para investigar sobre su historia, con el fin de favorecer una futura interpretación que hará, de esta última, en el cine. Una decisión que la hace lucir profesional, pero que, a medida avanza el metraje, devela que posee deseos que no pronunciaría en voz alta y que la actuación le permitiría cumplir. Comienza un juego de dobles, de espejos. Las referencias bergmanianas son clarísimas. Vale recordar al personaje Elisabet encarnado por Liv Ullmann en Persona (1966). Aunque, a diferencia del riguroso blanco y negro de la película sueca, Haynes elige una iluminación cercana a la natural, como para dejar sentado que su película no solo explora los horrores de la mente, sino también la manera en cómo estos se proyectan en la realidad convertidos en perversos juegos que arrastran víctimas frágiles, como esas orugas que el joven esposo cuida con minucioso afán. Secretos de un escándalo es extraordinaria. No se la pierdan.