Él es un japonesito peruano, súper carismático, al que todo el mundo llama “Chino”, que tiene al Perú en la palma de su mano. Pero no se asusten, no estamos hablando de Alberto Fujimori, sino de Tony Succar, aunque también tiene a un Kenyi en la familia, su hermano menor que ha comenzado a tener protagonismo desde que colaboró con él en la producción del disco Alma, corazón y salsa, para su madre Mimy Succar con el que acaba de ganar un Grammy americano, el primero para un artista peruano.
Pero olvidémonos de las coincidencias nefastas y centrémonos en el fenómeno en el que se han convertido los Succar, especialmente Tony, quien vino a celebrar sus 15 años de trayectoria con un concierto en el Gran Teatro Nacional que se convirtieron en tres porque las localidades se agotaban en horas y que fue también la celebración en el Perú de haber ganado el Grammy apenas unos días antes. Ni planeado, hubiera salido mejor.
Efectivamente Tony, de 38 años (radicado en Estados Unidos desde los dos), ya tiene 15 de trayectoria, en los cuales ha tocado con artistas de gran nivel como Tito Nieves, la India, Jon Secada, Marc Anthony, Sheila E., Arturo Sandoval, Judith Hill y Obie Bermudez, entre otros, pero fue en 2015 cuando lanzó Unity: The Latin Tribute to Michael Jackson, su “proyecto loco” como lo llama, que las miradas se volvieron hacia él: había conseguido adquirir los derechos de las canciones de El Rey del Pop, para versionarlas en ritmo de salsa, con lo que rompió esquemas en el mundo entero.
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Su carrera siguió en ascenso, se convirtió en productor de artistas, ganó dos Grammys Latinos, pero aquí en el Perú, pocos sabían de él. La primera vez que vino a tocar, fue convocado por Deyvis Orozco para uno de sus shows, y allí descubrió lo que era el calor de su tierra, por lo que comenzó a venir más seguido, hasta que en 2021 recibió una propuesta de Latina para ser miembro del jurado, primero de Yo soy y luego de La Voz Senior y fue a partir de ese programa que hace click con el público televidente y se reencuentra con su madre después de dos años de no hablarse.
La escena la hemos visto cientos de veces. La producción de La Voz, le trajo de sorpresa a Mimy en una audición a ciegas. Él no solo reconoce su voz (antes de voltear), sino que recién allí reconoce el enorme talento de su mamá. “Yo de chibolo tocaba la percusión en su orquesta mientras ella cantaba adelante y veía que el público siempre reaccionaba con aplausos y gritos, yo no entendía por qué, yo veía a mi mamá nomás, pero no me daba cuenta de la facilidad que tenía para conectar con el público, a esa edad no te das cuenta de eso”, me dijo, hace poco, en una entrevista.
La cosa es que fue en La Voz, después de esa sorpresa, donde Christian Rivero le arranca la promesa de producir un disco para su madre, la misma que cumple en 2023 y lanza el disco Mimy y Tony, nominado en el 2024 al Grammy (a partir de ahí ya estamos hablando del americano). Ese mismo año realiza el concierto de ese disco, lo graba en vivo y vuelve a conseguir la nominación, pero como Alma, corazón y salsa (Live at Gran Teatro Nacional) y es con ese disco con el que consigue el premio.
Ese es el resumen de la historia del primer Grammy americano para un artista peruano (o dos porque la protagonista era Mimy, o muchos más, porque todos los músicos también eran peruanos, incluyendo a la gran Bartola que, sin duda, puso el toque de ají que le dio el sabor perfecto). Pero, sobre todo, es un recordaris del papel que jugó un programa de televisión nacional para hacer realidad este sueño.