Carlos Cruzalegui no es ajeno a la experimentación. Su discografía ha transitado por el pop, la música criolla, la electrónica y el jazz. Sin embargo, su próximo álbum marca un punto de inflexión. “Este disco es un viaje”, dice. “Es una exploración de mis raíces y de cómo el folclore puede dialogar con sonidos modernos sin perder su esencia”.
El proyecto, que lleva dos años en gestación, promete una combinación de ritmos peruanos y latinoamericanos con texturas electrónicas. “Hay chacareras, candombes, pero también hay drum and bass y sintetizadores. Todo con ese aire nostálgico y adolescente que siempre me acompaña”, explica.

INTENSIDAD EN ESCENA
El 5 de marzo, subió al escenario del teatro NOS de la PUCP para presentar un adelanto de su nuevo material. Desde la primera línea de “Solo tengo amor para dar”, su público quedó atrapado en su universo. Con una propuesta visual envolvente, juegos de luces y varias coreografías que acompañaron sus composiciones más oscuras, el artista demostró su capacidad para transformar el escenario en un espacio de catarsis colectiva. Al ritmo de “Para qué” y “Fui tu esclavo”, el artista terminó de convencer al público de su versatilidad.
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando invitó a Cecilia Bracamonte al escenario para interpretar una canción de Felipe Pinglo Alva.
HILOS CONDUCTORES
Las letras de Cruzalegui reflejan dos grandes obsesiones: el amor y la idea de comunidad. “Siempre he sido un enamoradizo”, confiesa. “Pero también me interesa la idea de la música como un acto colectivo, como un puente entre las personas”. Este concepto se ve reflejado en su exploración del folclore, un género que en sus orígenes era un medio de conexión entre pueblos y generaciones.
Para Cruzalegui, la tecnología ha transformado la manera en que nos relacionamos con la música y con los demás. “Hoy estamos hiperconectados, pero a veces falta esa conexión real, la de compartir un momento sin distracciones”, dice. “Quiero que este disco invite a la gente a sentir, a mirar a los ojos y a escuchar sin apuros”.
LA INDEPENDENCIA
COMO BANDERA
No es secreto para nadie que la industria musical es un terreno difícil. De hecho, algunos de los artistas emergentes suelen buscar el respaldo de grandes disqueras, pero este no es el caso, pues ha optado por el camino independiente. “Es un proceso más largo, pero también más honesto”, afirma. Su música ha logrado trascender fronteras gracias a su capacidad para conectar con distintos públicos. En 2024, abrió conciertos para Maro y Kevin Johansen y sus giras lo han llevado a tocar en escenarios de París, Barcelona y Buenos Aires. Sobre el futuro, adelanta que una gira internacional está en camino y que el disco verá la luz en la segunda mitad del año. “No quiero adelantar mucho, pero sí les puedo decir que es lo más personal que he hecho hasta ahora”. Su público ya tuvo como aperitivos varias pistas de este nuevo trabajo. Ahora solo queda esperar el momento en el que su visión ambiciosa se canalice por completo.