Por: Enrique Chávez
Felipe Restrepo Pombo (1978) alterna el periodismo con la literatura. Ha trabajado en la revista Gatopardo en México, y Semana y Arcadia en Colombia. Si el doble sombrero del oficio siempre ha planteado desafíos, podría pensarse que la vida digital le complica más la vida. Pero Restrepo no lo cree así. “Siempre cuento la historia de que en un festival literario nos dijeron que en una mesa se sienten los escritores y en otra los periodistas”, recuerda con una sonrisa. “Pero a mí me interesan los cruces entre periodismo, literatura, ficción y no ficción. Encontrarlos es fructífero. Yo trabajo como periodista y escritor, y no lo veo como cosas distintas. Soy un contador de historias y no me quedo con la caricatura del escritor que se encierra en su oficina”.
Restrepo dice que tampoco le interesa juzgar con sus novelas. De hecho, hay alguna paradoja con los periodistas de hoy, erigidos como fiscales y jueces en trincheras muy ideologizadas. “Es uno de los graves errores en el periodismo actual, que pretende decir lo que está bien y lo que está mal. Lo mismo se puede decir de la literatura. Nuestro trabajo es poner en escena unos personajes. Tenemos que reportear, escribir y que los lectores decidan, se formen sus opiniones y quieran o no a un personaje”.
Es un ejercicio que se pone en práctica en Ceremonia (Planeta), su último libro, que se suma a lo más destacado de la novela de élite latinoamericana reciente. “Ese mundo en el que tan pocos tienen tanto y tantos tienen tan poco”, reflexiona. Pero una potente particularidad la aparta de las demás. La historia parte en la fastuosa boda de Daniela, heredera del imperio Ibarra, durante la cual su hermano Patricio protagoniza un episodio clave de exploración sexual. A lo largo del libro el foco se detiene en cada uno de los miembros de la familia, sus tensiones y castraciones desplegadas en una puesta en escena de extraordinario privilegio. Pero el golpe de efecto viene al alternar, en truco vargasllosiano, la historia de Arturo Ibarra, el patriarca que labró su fortuna con la explotación de carbón en la localidad de Santa María. “La novela está atravesada por el machismo y el patriarcado”, dice el autor. “Cómo la violencia masculina se transmite de una generación a otra, y como ese abuso de poder que vive Mauricio a manos de su padre, con la exigencia de que sea así de macho, lo replica con su hijo Patricio”. La novela gana en profundidad y contexto al saltar de la historia brutal del fundador, plagada de abusos sexuales contra la servidumbre e infiltrada por la ferocidad del paramilitarismo que marcó a Colombia, a la aparente frivolidad de los herederos. “En cierta forma, las generaciones siguientes disfrutan más del dinero porque no lo hicieron ellos”, diferencia Restrepo, “pero la cantidad absoluta de dinero y riqueza no te va a dar la felicidad porque sí”. Le suelen decir que a sus personales les falta mucho amor. “Y sí, porque hay un vacío causado por el exceso de dinero y de poder que hace que los personajes estén como vacíos por dentro”.
Otra característica de Ceremonia es que los ricos contemporáneos no se rozan con las clases inferiores. Una burbuja, como la califica el autor, con casi nada de interacción. Una historia de infelicidad compartida con el telón de fondo de las partidas de golf, las marcas de lujo (¡muchas marcas!) y la búsqueda incesante de placebos afectivos.