Pablo Vierci: “Nunca Fuimos Mejores”

por asistentemk

Entrevista: Marce Rosales

El escritor y periodista Pablo Vierci desentierra el relato que desafió toda lógica: 16 supervivientes que hicieron de la muerte un acto de generosidad radical, transformando el horror en un manifiesto sobre la dignidad humana. El vivir en otro cobró sentido.

–¿Cuáles son las principales diferencias entre el primer libro, la película y esta reedición?

Esta nueva edición incluye un capítulo introductorio que sirve como puente entre el libro y la película. Para mí, es como una antorcha que se pasa de mano en mano, explorando nuevos ángulos de una historia que comenzó hace 52 años. Es clave para comprender cómo esta narrativa ha evolucionado. Este capítulo refuerza esa idea, contradiciendo la noción de que en la adversidad extrema el ser humano se vuelve egoísta o cruel.

–Siempre está el debate de si el hombre es malo o bueno por naturaleza. ¿Usted considera lo segundo?

Con eso entramos en la psicología y el debate entre Freud y Frankl. La narración dice en un momento: “No conozco a casi nadie pero todo me resulta familiar porque todos venimos de casa junto al mar”. Ellos nacen en un entorno de afecto y los despojan de todo. Por eso los sobrevivientes dicen: “Nunca fuimos mejores personas que en la montaña”. Es una situación límite de gente joven y sin enemigos. Es el dilema existencial puro.

–Narrar los hechos desde la perspectiva de los que ya no pueden hablar, es básicamente lo más puro del periodismo.

Totalmente, los que no tienen voz. Es una circunstancia intransferible. Porque murieron a los 20 años. Si estuvieras en mi situación, tú estarías haciendo este libro, en memoria de tus amigos. Es como una especie de compromiso ineludible, no tiene sustituto y la responsabilidad es fuerte. Pero dormís más tranquilo, en paz o dejás de soñar con muchos de ellos cuando lo haces.

–¿Sintió un desahogo?

No. Lo sentí como una tarea cumplida. Pienso: “Ojalá haya estado a la altura de ustedes”.

–Menciona frecuentemente el dicho de que hay 16 vivos porque hubo 29 muertos.

Es lo irrepetible y lo disruptivo, porque esto ocurre cuando no existía la donación de órganos ni el concepto de vivo en otro. Hicieron una sociedad a su medida, donde surge el gesto de generosidad más grande que conozco en la historia de la humanidad. “Hoy soy sobreviviente, pero mañana puedo ser combustible”.

–Vivir en otros, en esencia.

Es una cuestión existencial que no tiene una verdad concluyente. No se me ocurre una muerte más generosa que decir “si tengo la desgracia de no poder seguir para reencontrarme con mis seres queridos, quiero que tú lo hagas”. Eso habla bien del ser humano y nos reconcilia con nosotros.

–¿Cuál es el punto común que vemos entre los sobrevivientes y los que fallecieron?

Son semejantes. Todos dieron el 100 %. Algunos no llegaron. La película está narrada por uno de ellos que dio todo desde el primer momento. Pero es el típico héroe trágico, el que entrega todo, hace todos los sacrificios, tiene todos los sufrimientos, pero no recibe la recompensa. Esa es la tumba del soldado desconocido.

–Pero aun así hay virtud en el proceso de intentarlo…

Sin duda eso es heroísmo. Había que ponerle nombre, porque existió de verdad, lo cuentan los que están vivos, quienes son los testigos de la entrega que tuvieron los que murieron. No es que uno sea mejor que el otro, es que el ser humano cuando sufre una tragedia de este tipo, lo que aflora es la bondad y la ternura. Todo esto fue un gran entrenamiento de estas virtudes.

–¿Es una historia contraintuitiva?

Totalmente, porque desde que me conozco, siempre que escucho hablar de tragedias, se asoma la jauría como dice Hobbes, y aquí yo tengo este ejemplo. Me cuentan una ficción apocalíptica que no es verdad o es verdad, pero esta historia también lo es. El hombre no quiere destruirse. Este episodio tiene muchas lecturas y mucha potencia. Ocurre en pleno siglo XX, o sea el siglo más violento de la humanidad.

–Guerras mundiales y caos a distintos niveles…

Cae el mundo. Parece como si fuera un antídoto, porque si no, no creo más en el ser humano. Auschwitz existió, pero tenés esta ventana para decir que eso fue una perversión.

–¿A quién creerle?

Yo le creo a estos, porque hay millones de personas que vieron la película, que son particularmente jóvenes. Hablan sobre el compañerismo, la entrega, la desgracia y esperanza y la vida generosa.

–¿Cuáles son las razones para ser optimista? El mundo sigue en conflicto.

Hay que enfocarte en las guías que te llevan a reconciliarte con el ser humano. Esto es una vía justa y es real, es verdad, creo en esto. La guerra es real y esto también.

–¿Es, entonces, un oasis de esperanza?

Muy buena definición, es un oasis de esperanza en una sociedad que tal vez sea demasiado individualista, estoy de acuerdo contigo.

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