El primer jueves de diciembre, que cae 5, se reúne la Sala Plena de la Corte Suprema para elegir al nuevo titular del Poder Judicial. Una de las candidatas de mayor fuerza es Janet Tello, que en el argot de estos tiempos es calificada como “caviar”.
Ella ha prometido redoblar el trabajo de las unidades de flagrancia e incorporar en sus categorías el delito de feminicidio. También ha reconocido la gravedad del problema de la provisionalidad. El candidato de la nueva hornada es Manuel Estuardo Luján Túpez, que en mayo último fuera elegido presidente del Consejo Directivo de la Academia de la Magistratura.
Además, es presidente del Subsistema Nacional Especializado en Extinción de Dominio. Las actuales cabezas del Poder Judicial han sido complicadas por el caso de Andrés Hurtado, “Chibolín”. Peor parada salió la presidenta de la Corte Superior de Justicia, María Vidal La Rosa Sánchez, suspendida por seis meses luego de asegurar que no tenía mayor relación con el conductor de televisión y apareciera el festivo vídeo de su viaje a Florida para celebrar su cumpleaños con el propio Chibolín, yate incluido. Vidal La Rosa es muy cercana al presidente saliente Javier Arévalo. Una frivolidad, en el mejor de los casos, que debe ser desterrada. No más farándula judicial.