¿Cómo y cuándo caerá Dina Boluarte?           

Escribe: Fernando De la Flor Arbulú*

por Fernando de la Flor Arbulú

El mayor problema que enfrenta actualmente la alianza (acordada o no) que sostiene a Dina Boluarte, es, primero, cómo, y luego, cuándo, deshacerse de ella.  Como se ha dicho desde esta columna, Dina Boluarte está en Palacio de Gobierno porque los poderes fácticos del Perú, es decir, quienes ejercen efectivamente el poder así lo han decidido: el poder de las grandes corporaciones empresariales, el poder de la cúpula de las Fuerzas Armadas, los influyentes medios de comunicación masiva, y la mayoría de la menoscabada clase política reunida en el desprestigiado Congreso, son los que han convenido que Dina Boluarte esté en el gobierno hasta el 2026.

Dicha alianza, a través de su representación política (ciertamente inepta), decidieron también –todo parece indicarlo– seguir en el ejercicio del poder después de 2026. Para ello ejecutaron todos los planes que con torpeza y no menos escándalo, han venido llevando a cabo: desde dictar leyes claramente inconstitucionales, pasando por cambiar numerosos artículos de la Constitución para favorecer la reelección de los propios congresistas, vía el Senado restituido, no obstante  el rotundo rechazo ciudadano, hasta intentar controlar los órganos electorales utilizando la figura de su control político.

Volvamos ahora al fondo: cómo y cuándo caerá Dina Boluarte. Hay un hecho macizo: jamás en el Perú se ha tenido en el ejercicio de la presidencia de la República a una persona con tan alto rechazo, ya al borde del error estadístico. Ni Alan García en los peores momentos de su primer gobierno, aquel que creó tres monedas en su mandato de cinco años. Las recientes encuestas de opinión así lo acreditan.

Resulta entonces altamente complicado que una persona como Dina Boluarte, con tan alto rechazo (nueve de cada diez peruanos la repudian), siga ejerciendo el gobierno dos años más, hasta el 2026. Más aún, si a esa situación estadística se añaden los escándalos de los relojes Rolex, las joyas de lujo, el círculo de corruptelas de sus amigos y familiares y, para remate, la operación de cirugía estética para mejorar su imagen.

Ahora bien, el cómo y cuándo se implican. Decidir cuándo removerla de la presidencia, conlleva también cómo hacerlo. Para la alianza de los poderes fácticos, aquellos que realmente detentan el poder en el Perú, eso no es tan difícil. Es cuestión de organizarle un expediente que demuestre que Dina Boluarte es susceptible de ser relevada por su permanente incapacidad moral. Nada complicado.

El mayor desafío es cómo asegurar el poder después de las elecciones que se realicen, antes o en el año 2026.  Dina Boluarte será una anécdota; lo que no lo será es quien la reemplazará y con qué garantías, elecciones de por medio.

Y es que el desprestigio del actual gobierno, mantenido por la alianza de los poderosos, incluyendo a su incompetente clase política, requerirá tiempo y una operación política altamente sofisticada y efectiva.

Se trata de la típica dificultad que enfrentan quienes trabajan en la denominada superestructura, o sea, estacionados en las alturas del poder, prescindiendo del pueblo y sus necesidades.   

*Abogado y fundador del original Foro Democrático

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