La minería artesanal en el Perú enfrenta uno de sus mayores desafíos: la formalización. Aunque la reciente ampliación del Registro Integral de Formalización Minera (REINFO) por parte del Ejecutivo ha sido vista por los sectores cercanos a la minería informal como un paso positivo, la obligatoriedad de obtener autorización de las concesionarias mineras para operar sigue siendo una barrera insalvable para los mineros artesanales.
Pedro Yaranga, experto en conflictos sociales y minería, señala que este requisito, lejos de ser una solución, es un obstáculo estructural. “El REINFO ampliado no es más que una medida temporal. Aunque puede aumentar el tiempo de formalización, la verdadera cuestión es que los mineros artesanales no tienen acceso a concesiones legales. Sin un cambio en las normativas que regulan el acceso a estas concesiones, la formalización continuará siendo un sueño lejano”, explica Yaranga.
La situación es crítica. La mayoría de los mineros informales, que en su mayoría pertenecen a comunidades ancestrales, trabajan en concesiones controladas por empresas que, en la práctica, se niegan a ceder los permisos necesarios para la explotación de los recursos. Según Yaranga, “aproximadamente el 95% de los mineros artesanales operan sin autorización en concesiones ajenas. Este fenómeno de acaparamiento de concesiones mina las posibilidades de legalización”.
Además, la ampliación del REINFO no ha estado exenta de controversia. Diversos sectores han sido críticos con esta medida, argumentando que, lejos de solucionar los problemas de fondo, favorece a la minería ilegal y solo alarga innecesariamente un proceso que requiere reformas estructurales más profundas. En lugar de resolver la falta de acceso a concesiones, se limitan a aumentar el tiempo en el que los mineros pueden esperar por una formalización que parece cada vez más distante. “Este parche administrativo solo perpetúa el estatus quo y no ataca los problemas de raíz, como el acceso a las tierras y los permisos de explotación”, afirman los detractores de la ampliación.
Este panorama ha generado una crisis no solo económica, sino también social, en las regiones mineras. Las comunidades afectadas, que han dependido durante generaciones de la minería artesanal, se ven atrapadas en una espiral de pobreza y exclusión.
Para que la formalización sea efectiva, Yaranga propone un enfoque integral que no se limite a la ampliación del REINFO, sino que contemple un censo detallado que identifique a los mineros legales y a aquellos que operan fuera de los límites establecidos. “El censo debe ir más allá de la cantidad de mineros; debe precisar las zonas en las que operan, con el fin de evitar que aquellos en áreas no autorizadas queden fuera del proceso de formalización”, señala el analista.
Asimismo, el experto sostiene que el marco normativo debe ser revisado y ajustado para dar mayor acceso a los mineros artesanales a las concesiones y, a la vez, fomentar la cooperación entre el gobierno, las concesionarias y los propios mineros. De no ser así, los esfuerzos por formalizar este sector seguirán siendo un laberinto burocrático y, en última instancia, inalcanzable.
“La inclusión de los mineros artesanales en la formalidad no solo debe ser vista como un reto, sino como una oportunidad estratégica. La minería responsable y sostenible tiene el potencial de ser un motor clave para el desarrollo económico de las regiones más necesitadas del Perú”, concluye Yaranga.