La Entrevista del Domingo | Patricia Stuart, rectora de Universidad de Lima: “La Inteligencia Artificial es disruptiva en todo”

La rectora analiza los desafíos que plantea la tecnología y la inteligencia artificial en la forma de impartir educación.

por general

Esta semana se realizó con éxito el primer Foro CARETAS Lab Universidades. Un tema prevaleciente fue el de los desafíos y oportunidades que ofrece la Inteligencia Artificial en la educación superior. Una de las casas de estudios participantes del evento fue la Universidad de Lima. Su rectora Patricia Stuart tiene un doctorado en Ciencias Administrativas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, maestría en Administración de Negocios de California State University y otras titulaciones. Profesora por más de 20 años, entra en materia.

Entrevista: Enrique Chávez

¿Cómo se está abordando en la Universidad el eje de inteligencia artificial?

El año pasado comenzamos dando unos lineamientos sobre el uso de la inteligencia artificial. Había mucho debate en las universidades y comenzamos a capacitar a los profesores. Hicimos una asesoría con la Universidad Oberta de Catalunya, 100% virtual, que empezó a darnos las primeras pautas de cómo trabajar en las clases con la inteligencia artificial. Lo más importante era crear un marco ético del uso de la inteligencia artificial, capacitar a los docentes, que pierdan el miedo a esta nueva tecnología. Parece mentira, pero se genera mucho temor al uso y a lo malo que puede haber en la inteligencia artificial. Sin embargo, creamos un observatorio tecnológico dentro de la Facultad de Ingeniería para que empezar a analizar su uso en la docencia universitaria y vimos aspectos tan positivos como la personalización de las clases. Tiene muy buena forma de automatizar evaluaciones y tareas administrativas del docente. Los riesgos, por otro lado, son importantes. Está la integridad académica y evitar los plagios en los trabajos de los alumnos e investigadores. Hemos trabajado en este campo porque inclusive los detectores de plagio recién se están habilitando para detectar el plagio por IA. Y tenemos un curso transversal a todas las carreras de primer ciclo. Yo soy docente de primer ciclo en ética cívica y tratamos justamente en este curso de no solamente ser íntegros en el uso de la tecnología de la IA sino también en ser buenos ciudadanos. A la vez estamos cambiando todos los reglamentos sobre uso de datos y otros temas porque la IA ha sido disruptiva en el sentido de que todo lo que uno preparaba o pretendía antes ya no sirve. Por ejemplo, no es un plagio exactamente porque no se copia de nadie, pero tampoco es algo que tú has creado. Entonces hemos tenido que adecuar todos estos reglamentos. Porque cuando algún alumno tiene un problema de este tipo viene con el abogado y textualmente no se ha plagiado de nadie en el Chat GPT. Queremos hacer estas modificaciones para tener una gobernanza sólida. También hemos tomado previsión en los datos de privacidad del alumno.

¿Qué se trabaja en el observatorio?

Por ejemplo, los cambios faciales del alumno cuando va cambiando la clase. La idea es que uno sepa cuando el alumno está concentrado, cuando le interesa. Este vector de expresión facial te dice cuando el alumno pierde el interés. Obviamente requiere una aprobación de aquellos que van a ser sujetos de esta experimentación. Pero estamos tratando de enseñarles que la IA es una herramienta en proceso. Que todavía tiene algunos sesgos, no solamente técnicos, sino que transmiten, por ejemplo, discriminación que puede ser racial, de género y políticos. Y esto puede polarizar la sociedad. En el caso de la política es claro. Si uno es de derecha o izquierda, todo lo que le va a aparecer será de su espectro. Eso hay que advertirlo y enseñarlo. También pensamos en un observatorio de fact checking. Tenemos una facultad muy potente de comunicación y se tiene que verificar si lo que se lee es en IA o redes es real.  

Por un lado, vemos una ética en construcción alrededor de toda la revolución tecnológica y la inteligencia artificial, pero por otro volvemos a la ética cívica. A eso se añade la importancia de las habilidades blandas y de liderazgo, sea desde la gestión pública o la privada. De hecho, en la gestión pública atravesamos una crisis de liderazgo que se traduce en una crisis de gestión. ¿Cómo la formación no debe perderse en los cantos de sirena tecnológicos?

La pandemia jugó lo suyo. Tenemos alumnos que han estudiado virtualmente la mitad de los últimos años de secundaria. Son alumnos que carecían de estas habilidades y era notorio. Inclusive hasta ahora lo estamos arrastrando. Creo que a muchos el sistema los pasó de año porque no había una forma de evaluarlos con todas las herramientas que la universidad tiene. Tuvimos problemas. Con todos los rectores de otras universidades con los que he conversado el problema fue el mismo. Tuvimos que tener un refuerzo del área de psicología y de pedagogía porque teníamos alumnos que se habían vuelto muy retraídos, presentaban problemas de atención y se habían acostumbrado a trabajar solos. El consorcio que tenemos con la Universidad Católica, la Pacífico y Cayetano Heredia hizo un estudio de salud mental, dirigido por Cayetano, sobre la situación socioemocional de los alumnos por la pandemia. El alumno puede aprender todo con la tecnología y la IA porque el conocimiento está ahí.

¿El docente es reemplazable?

Pero lo que no puede reemplazar la IA es justamente esta conexión personal en la que se puede conocer al alumno. Es volver a lo básico de la enseñanza. Ya transmitir el conocimiento lo hace cualquier herramienta. Nuestro papel es guiarlos en estos cambios, mostrarle los riesgos y las posibilidades futuras. En esta relación interpersonal el profesor es más un mentor, una guía y tiene que interesarse en el alumno como persona. Lo importante es no despersonalizar y volvernos una réplica de un chat.

En los últimos años parecía que el docente estaba metido todo el tiempo en formatos y mediciones. Se entiende que pudiera sentirse amenazado por esa idea de ser un curador de contenidos.

Claro. Y una cosa muy importante es que el alumno tenga espacios para desarrollarse espiritualmente. Talleres de arte, música, teatro. Stand up comedy, deportes. Estar en el jardín, tomando sol y conversando. Eso es algo que nos hace humanos, la convivencia con el otro. La convivencia con la máquina y con la inteligencia artificial no me da miedo, pero es un complemento, no. Lo humano es estar entre nosotros y vivir en sociedad.

¿Cómo se maneja en un campus un mundo de polarización política?

Todavía no lo sentimos tanto, pero supongo que el próximo año habrá más polarización. Estamos planteando con otros rectores hacer conversatorios no para apoyar una u otra opción sino tener una discusión informada sobre las diferentes opciones políticas que existen. Que el chico se ponga a favor o en contra de algo, pero habiendo leído y enterado de primera mano por qué esto sí y por qué no. Que no repitan cosas, sino que tengan una verdadera intervención en la política, porque van a votar. Los 30 mil chicos del campus van a votar.

NUEVAS PROPUESTAS

Hoy se habla de un aprendizaje que dura toda la vida. En ese sentido llama la atención que los posgrados asumen nichos más específicos. La Universidad va a estrenar uno de Gestión de Ciudades. ¿Cuál es la filosofía detrás?

Tenemos ya maestrías clásicas, pero, como decía el ex rector Óscar Quezada, somos la Universidad de Lima y tenemos que hacer algo por la ciudad. En esa filosofía se crea una maestría interdisciplinaria para gestionar bien una ciudad. No solamente Lima, sino sobre todo la idea es llegar a las ciudades del interior del país. Por eso es una maestría a distancia y apreciamos que los postulantes puedan venir de bueno de municipalidades, gobiernos regionales. Es una maestría prácticamente subsidiada por la universidad. Los costos son bastante bajos y los líderes vendrán una vez al mes a la Universidad de Lima para conocerse, debatir y encontrarse con expositores internacionales. Tiene un componente con la ciudad de Curitiba, que es la Universidad Federal de Paraná. Es una ciudad muy moderna, del interior de Brasil, pero en la cual a cualquiera le encantaría vivir por el orden del transporte, la limpieza, la gestión de la ciudad. Otras opciones son Bogotá y Medellín que también tienen muy buena gestión de la ciudad. Entonces queremos contribuir con un grano de arena a la gestión pública. Ya tenemos consejo consultivo que estará integrado entre otros por Carlos Neuhaus.

La educación antes era de alguna forma más estático y rígida. ¿Qué otras innovaciones hay ahora?

También estamos inaugurando la Maestría en Liderazgo Positivo en convenio la Universidad TecMilenio, que es el brazo de la Universidad de Monterrey, pero que trabaja los temas de humanidades. Es un tema disruptor y nuevo. Otra es una maestría en Arquitectura. Te cuento de maestrías que ya están aprobadas y se van a lanzar el próximo año. También la de Cultura del Proyecto que trabaja los temas de restauración y patrimonio cultural. También estamos presentando la Maestría en Investigación y Psicología Forense, bastante volcada al sector público. Otra disruptora es Ingeniería del Diseño. La universidad tiene muchos laboratorios y una facultad de ingeniería bastante potente. Con profesores que vienen de Stanford y de otras universidades nos han dado ya ideas de cómo podemos enlazar esta maestría. Y vuelve la maestría en Docencia Universitaria además de la de Investigación Empresarial. Ya están aprobadas y se van a lanzar el próximo año. También hemos entrado al mercado de doctorados con uno en administración y otro en comunicación, que salen de las carreras originarias de la Universidad.

¿Cuáles serán las nuevas carreras de pregrado?

Ingeniería Mecatrónica e ingeniería ambiental, y el doctorado es en ingeniería también. Estamos inaugurando nuevos laboratorios. Es una inversión fuerte, se ha hecho el Smart Factory que estamos inaugurando la otra semana, con tecnología para una industria 4.0. Todo está automatizado, con Inteligencia artificial e Internet de las Cosas. Ha costado US$2.7 millones de dólares. La facultad tiene una acreditación internacional ABET, que nos permite convenios con otras facultades importantes del mundo.

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