La alarma suena a las 6:00 de la mañana en el dormitorio de Joaquín, un joven de 21 años residente en el distrito de San Miguel. El segundo de dos hermanos de la familia Pezo-Muñoz, se viste rápidamente con el uniforme de la empresa que en los últimos meses se ha convertido en su segunda familia. Luego de recargar energía con un desayuno preparado por su madre Nilda, sale junto con ella para tomar el bus del corredor rojo que se desplaza por la selva de cemento de la Av. Javier Prado hasta llegar al punto más próximo de su trabajo en la Estación de Servicio de PRIMAX ubicada en Camacho, en Surco.
“En unos meses, él tendrá que trasladarse a su trabajo solo como parte de los retos de su independencia. A veces en el interior del bus nos separamos, pero lo busco rápidamente con la mirada y lo veo sentado, tranquilo, los brazos entrecruzados, su semblante no transmite temor, sino más bien luce vivaz”, sostiene Nilda Muñoz, su madre.
Hace 21 años, en Huacho, Nilda daba a luz a un robusto varón en tiempos en que la ciencia no podía indicar el estado o condición de la persona que gestaba una madre en su vientre. Al recibirlo en sus brazos y, señalado por los doctores que la atendieron, descubrió que Joaquín tenía Síndrome de Down.
“Fue una sorpresa”, agrega. Y desde entonces, como lo reconoce esta madre que comparte sentimientos con las familias que acogen entre sus miembros a una persona con discapacidad, el camino no ha sido fácil, pero en él se encuentra también con personas que lo matizan con esperanza, ilusión y sueños con el objetivo de mejorar su calidad de vida y lograr una participación más activa en la sociedad.
Una historia de crecimiento compartido
¿Cómo es educar a una persona con Síndrome de Down? A diferencia de la educación tradicional que pone énfasis en el aprendizaje de los conocimientos básicos de lectura, escritura, números y otras materias, en el caso de las personas con Síndrome de Down la educación está orientada a que descubran habilidades que pueden potenciar, señala Liliana Mayo, directora del Centro de Educación Ann Sullivan, quién durante 44 años se ha dedicado a trabajar por las personas con discapacidad en el Perú.
“Voy creciendo con él porque juntos vamos aprendiendo”, señala Nilda, quien inició las terapias de atención temprana en ese centro desde que Joaquín tenía 07 meses de nacido. De hecho, para participar de los programas tuvo que mudarse de su natal Huacho a Lima y así poder participar junto a su hijo de los programas de este centro.
Conectando con la energía del servicio
Desde hace más de 09 meses, Joaquín ha encontrado en PRIMAX, empresa con presencia en el sector energía y a cargo de la red de estaciones más amplia en el Perú, una segunda familia.
“Empezó su período de prueba en la tienda de conveniencia LiSTO! ubicada en el Centro Empresarial Panorama y hoy continúa en la tienda ubicada en Camacho”, sostiene su madre.
Durante su jornada laboral de medio tiempo, Joaquín se encarga de trasladar los productos del almacén hasta la tienda y luego ordenarlos en los estantes. Asimismo, apoya en la limpieza de estos, siempre con el acompañamiento y supervisión de sus compañeros.
Gracias al programa “Yo soy PRIMAX”, iniciativa de inclusión que fomenta la igualdad de oportunidades laborales considerando la diversidad de habilidades, hoy este joven empeñoso recarga de energía positiva el ambiente y transmite un sentimiento de esperanza en la empresa.
En el marco de dicho programa, se ha trabajado de manera estrecha con el Centro de Educación Especial Ann Sullivan, institución a la que dotaron de equipos informáticos para la implementación de su laboratorio de cómputo. Fue aquí donde Joaquín es escogido, tras una evaluación realizada por el personal del Área de Talento de Primax.
“Desde que trabaja en LiSTO!, Joaquín viene adquiriendo mayor independencia pues le toca hacer tareas por él mismo como ordenar la mercadería, entregar productos, cuidar de su uniforme y presentación. Si bien Joaquín no logró desarrollar habilidades neurolingüísticas, sí ha desarrollado habilidades operativas y gracias a estas puede seguir indicaciones”, confirma su madre.
“Lo hace muy bien y es bastante cuidadoso y dedicado. Además, es muy atento y siempre empieza el día con una sonrisa”, agregan entre sonrisas sus compañeros de trabajo.
Según el último Censo del 2017, en el Perú existen 3 ‘209,261 personas con discapacidad, lo que representa el 10,3% de la población en el país. El Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) sostiene que un milón 174.000 personas con discapacidad están en edad de trabajar, con una tasa de actividad del 44.4%. Es decir, cuatro de cada 10 personas con discapacidad forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA).
El reto de tener una sociedad equitativa e inclusiva es grande, pero hay empresas que vienen dando pasos para asegurar la inserción de las personas con discapacidad. Primax, por ejemplo, ha dispuesto que sus Centros de Entrenamiento, en donde brindan capacitación a sus empleados en temas relacionados a la operación de una estación de servicio y tienda de conveniencia, también estén a disposición de los estudiantes de Centros de Educación Especial que participan del programa “Yo Soy PRIMAX”. La compañía ha manifestado que espera replicar más casos de éxito como el de Joaquín y seguir contribuyendo a que nuestro país sea cada vez más inclusivo.
(ndp).