Toda generación posee una banda sonora, como bien señala Nick Hornby en su imprescindible novela Alta fidelidad. La de los entonces veinteañeros peruanos que salían a manifestar su descontento con la situación política y social del país, tienen a la banda Cuchillazo en un espacio privilegiado de la memoria emocional.
Cuchillazo era la catarsis contra esas cosas raras que solo pasan en Perú.
¿Eres indiferente a la letra y ritmo de “Munición”, tema del celebrado álbum Tecno-Furia (2006)? Ni el ser humano más puro lo puede ser. ¿Siguen los ecos de otros temas de aquel trabajo que terminó configurando el concepto de la banda: “Seguridad”, a saber?
Conformada por Capi Baigorria (batería y voz), Rafael Otero (bajo y coros) y Hugo Vecco (guitarra y coros), la banda “ha tenido varios comienzos desde 2003, pero fue con Tecno-Furia que encontramos nuestro sentido estético, una línea gráfica, por ejemplo, el robot de la carátula se transformó en un personaje que creció más allá de lo que podía imaginar”, dice Capi, quien precisa:
“Para mí lo político es ineludiblemente humano y social. Hay gente que dice que no tiene nada que ver con la política, pero todos somos parte, nos guste o no, de la política. Yo creo que “Munición” ya se venía cantando desde antes que esa canción se grabase. Las frases de la canción ya estaban en la calle, en las plazas, en el transporte público, en los bares, en las universidades. Simplemente fui un canal y lo que hice fue anotarlos como quien hace la lista de compras”.
Cuchillazo celebrará sus 20 años de fundación el próximo 18 de noviembre en el C. C. Festiva de Barranco. Vayan, pues, anotando en la agenda mental.
“Cuando estamos juntos, Cuchillazo sucede. Nuestras canciones no son nuestras, son de todos. Nuestra energía fluye por la conexión que existe entre Rafael, Hugo y yo”. Pero Cuchillazo no es contexto específico, es permanencia, proyección y transmisión que se impone a estos tiempos de gustos digeribles: Cuchillazo lee y analiza al Perú, lo hizo ayer y también hoy.
“Si no salíamos en esos años, tranquilamente lo hacíamos en la actualidad. Me siento como un chibolo de 16 años que para con sus amigos de barrio, sintiendo la inspiración, la furia, recibiendo la historia que sabemos vamos a rebotar. Soy como el historiador, otra vez con la pluma en la mano y los ojos en la realidad para narrar todo lo que pasa. Claro, lo de antes no se puede comparar con lo que pasa ahora, que es más grave”.
Y añade:
“La música no es de alguien, sino que pasa por alguien para finalmente ser un gran río cuyo caudal involucra a un montón de personas. Eso no es solo la música, sino también toda la cultura humana. Me siento en un contexto como para empezar Cuchillazo otra vez”.
Cuchillazo es.
(GRO).