A primera vista, Fernanda Boloña parece personificar el ideal clásico de la belleza: piel luminosa, cabello perfectamente cuidado y una elegancia que emana seguridad. Sin embargo, su visión de la belleza va mucho más allá de lo superficial. Egresada de la USIL en la carrera de comunicación con mención en marketing, trabaja actualmente en una agencia de relaciones públicas. Además, le apasionan los temas del beauty, a tal punto que comparte sus recomendaciones a sus seguidores de Instagram y TikTok. Esto también le permitió ser columnista de belleza en una revista durante dos años.
Desde pequeña, su piel sensible la obligó a familiarizarse con dermatólogos y especialistas. Esta necesidad de cuidados específicos se combinó con su carrera de modelaje, que comenzó a los 17 años. Aunque es hija de la modelo chilena Maggie Cuevas, este no fue el principal motivo para iniciar en este mundo. “Siempre he sido muy curiosa”, comenta, recordando cómo aprendió de los expertos mientras se sumergía en sesiones de fotos y campañas publicitarias. “Me explicaban y yo aprendía, siempre he querido mantener un cuidado de piel minimalista, algo ligero pero efectivo”.
Este enfoque minimalista, en el cuidado personal es lo que se conoce como ‘skinimalismo’, una tendencia que ha defendido tanto en sus columnas como en redes sociales. No es fanática de los regímenes de belleza sobrecargados; en su lugar, promueve un enfoque práctico y efectivo. “No se trata de poner toneladas de productos en la cara”, explica. “La belleza tiene que ver con la salud emocional y física. Es una forma de autocuidado, no solo algo estético”.
En su juventud, ella misma experimentó con la presión de encajar, tanto en el modelaje como en la vida cotidiana. Sin embargo, ha aprendido que la autenticidad es la clave. “Nunca me he querido basar en las tendencias de moda. Siempre he sido muy yo”, confiesa entre risas.
Fernanda ha trabajado con grandes marcas como Yanbal, Ésika y Ripley, y su experiencia en el modelaje publicitario le ha permitido conocer de primera mano el impacto de la imagen en la percepción pública. A pesar de haber explorado el mundo del modelaje de pasarela, su enfoque siempre ha estado en el modelaje publicitario, donde su imagen clásica y elegante se alinea con marcas que buscan transmitir sofisticación y profesionalismo.
Durante la pandemia, decidió dar un giro hacia la escritura. “En ese tiempo se pausó el modelaje, por lo que me enfoqué en terminar mi carrera y comenzar a ejercer. Escribía en el colegio y en la universidad, pero fue durante la pandemia que descubrí que me gustaba un montón”, revela.
Admite que siempre busca escribir de manera orgánica, basada en sus experiencias y en lo que le ha funcionado a ella personalmente. “Nunca he querido escribir algo solo porque me lo dicen, sino porque realmente quiero compartirlo”, enfatiza. Esto la llevó a ser columnista en una revista, donde exploró temas de belleza y bienestar, siempre respaldada por expertos en el tema.
Fernanda ha tenido claro que la belleza no es solo una cuestión estética, sino un reflejo del cuidado personal y emocional. “La belleza siempre va a estar conectada con la salud”, afirma, recordando cómo el equilibrio entre una buena alimentación, el ejercicio y el descanso ha sido fundamental para ella. “Dormir bien es clave, trato de descansar entre 7 a 8 horas, y siempre busco comer de manera sana y casera”.
Uno de los aspectos más interesantes de la carrera de Fernanda es su capacidad para adaptarse a diferentes roles y su voluntad de seguir aprendiendo. Recientemente, ha decidido dar un nuevo paso en su formación académica y se fue por unos meses a Chile para estudiar un diplomado en Marketing Digital. “Siento que este es un rubro en constante cambio, en el que uno siempre tiene que mantenerse actualizado”, comenta. Es consciente de la importancia de estar al día en un mundo donde las redes sociales evolucionan rápidamente. “Cuando estudié en la universidad, ni siquiera existía TikTok”.
A propósito de la mención a TikTok, donde acumula más de 14 mil seguidores, recuerda entre risas y algo de vergüenza que inició en esa plataforma haciendo trends de humor con su hermana y amigas. Luego de la viralización de uno de sus videos, decidió aprovechar el alcance y también compartir sus tips de belleza.
Aunque comenzó estudiando Psicología, rápidamente se dio cuenta de que su verdadera pasión estaba en las comunicaciones, aunque confiesa haber dudado porque en algún momento consideró que ese campo estaba reservado para los más extrovertidos. “Uno no necesita tener un millón de amigos y contactos para estar en la carrera, es un tema de cómo realmente uno se conecta con el rubro”.
Con tan solo 27 años, ha logrado consolidarse en el mundo de la belleza y la comunicación, mientras sigue explorando nuevas oportunidades y retos. Su capacidad para combinar sus pasiones le ha permitido construir una marca personal que se basa en la autenticidad y el bienestar integral. En última instancia, lo más importante es sentirse bien con uno mismo. Y en eso, Fernanda ha demostrado ser una verdadera experta.