Dos paredes negras y dos blancas. Un pequeño bar adornado con tragos de todo tipo. Brillan botellas en forma de calaveras. En la mesa de centro resalta un florero redondo repleto de rosas negras. Para tener una mejor idea de la mujer que habita ese lugar, hace falta volverse al maniquí apenas iluminado por la luz solar y los varios vestidos colgados por todas partes. Es la casa de Dominique Quezada (29), diseñadora de modas y empresaria con pasado en el modelaje y anfitrionaje. Con Halloween a la vuelta de la esquina, nos abre las puertas de su mundo.
“Desde niña, tuve fascinación por la moda; me gustaba dibujar vestidos y ropa elegante, era mi pasatiempo favorito”, recuerda Dominique. “Hacía ropa a mis muñecas con pedazos de tela que desechaba mi mamá; cualquier tela era valiosa”.
A los 18 años, incursionó en el modelaje y la anfitrionía. “Usaba las redes sociales para publicar mis fotos sexis que me contraten para desfiles en bikini, pasarelas y fotos”. Sin embargo, no todo era glamour. “Sentí un montón de acoso; había muchos hombres que me escribían por redes sociales acosándome”, confiesa.
NO ES UNA FACETA…
Para protegerse, Dominique decidió transformarse. “Empecé a vestirme como gótica, dark, a hacerme tatuajes y a usar las redes sociales para hacer chistes de humor negro, pero también para maltratar a la gente”, dice en tono de broma con una sonrisa pícara. “Les decía: ‘Te voy a hacer vudú si me sigues fastidiando'”.
Así nació 666 Black Store, su primera marca de ropa. “Hice ropa gótica, dark, rockera para chicas, más sexi”, explica. “Empecé a tener un montón de acogida con chicas que me decían: ‘Me gusta cómo te vistes, me gusta tu look, me gusta lo que te pones'”.
Dominique se convirtió en una referencia para muchas jóvenes que buscaban un estilo alternativo. “Me daba gusto porque estaba harta de que solo hombres me sigan en redes sociales”, admite. “Las chicas me escribían y eso me motivaba”.
METAMORFOSIS
Pero esa etapa quedó atrás. “Ahora ya no soy una chica dark”, afirma. “Fue una época en la que me sentía más libre, era más rebelde. Ahora me provoca vestirme de otra manera”. Con esa nueva visión, nació su marca actual, Dominique DQ. “Básicamente fabrico ropa con la que me visto”, señala.
Nuevamente, el camino no fue fácil. Al iniciar su taller en Gamarra, enfrentó amenazas y extorsiones. “Empezaron las extorsiones, te empiezan a cobrar cupos”, revela. “No quise llegar a mayores y tuve que mudarme”. A pesar de las dificultades, Dominique no se rindió.
Con Halloween cerca, Dominique vuelve a conectar con su lado más oscuro, pero desde una perspectiva diferente. Este año, decidió confeccionar su propio disfraz de Morticia Addams. “Me gusta Halloween; de pronto, aún queda en mí ese lado dark que mantuve en mis 20”, reflexiona. “Trato de hacer algo simple, pero que el personaje sea detectable”.
Sobre su elección, comenta: “Morticia es un personaje que representa el terror, pero también la elegancia. Me identifiqué con ella porque es un ícono que combina lo oscuro con lo sofisticado”.
Es consciente de cómo ha evolucionado. “La gente siempre me dice: ‘Pero tú eras dark’. Sí, pero ya pasó”, dice con firmeza. “No estoy arrepentida de mis tatuajes; hice lo que quise y lo disfruté. Pero ahora quiero proyectar otra imagen”.
Al hablar de los tatuajes que pintan sus brazos de negro, admite: “No recomiendo tatuarse a los jóvenes. Cuando eres menor de edad, no tienes claro lo que quieres”. Y agrega: “Yo tomé una decisión, pero hay mucha gente que se arrepiente porque no lo piensa bien”.
UNA FILOSOFÍA DE VIDA
Mirando al futuro, Dominique tiene claros sus objetivos. “Estoy pensando en abrir una tienda física”, revela. “No solo vender ropa, sino también estilo de vida. Quiero que las mujeres peruanas encuentren estilo y sobriedad con un toque sexi”.
“Siempre tienes que vestirte como si te fueras a cruzar con la ex de tu novio” es la frase que resume su filosofía. Porque, al final, si Morticia es un ícono de la elegancia oscura, Dominique es su versión más seductora hecha realidad. Sobra entonces decir que más de uno estaría dispuesto en ceder a sus encantos oscuros.