Local, empate o visita. +2.5, N.A, ambos anotan y mucha palabrería más del mundo de las apuestas deportivas. Este lenguaje suele ser utilizado en las casas de apuestas, las cuales parecen no detenerse en su expansión por todos los distritos, llegando a haber incluso más de una sucursal en cada calle. Partidos importantes de las ligas de élite o el dengue por confiar en nuestra selección son los afrodisíacos ideales para incrementar el fetiche de esta práctica.
Estos locales, a menudo hediondos por el sudor de quienes arriesgan su pensión, o peor aún, su sueldo, no dejan de tornarse en ambientes cada vez más tétricos. De hecho, ya ni siquiera es necesario dirigirse a un local, con la popularidad de las apuestas en línea. Después de todo, la mejor manera de navegar en la ilegalidad es hacerlo a través de una pantalla y tan solo a un clic de distancia.
La psiquiatra Dra. Jessica Barreto, especialista en adicciones, advierte que la ludopatía entre jóvenes es una preocupación creciente a nivel global. “Este fenómeno ha sido impulsado por la proliferación de plataformas en línea que facilitan el acceso a las apuestas”, explica Barreto, quien destaca que el fácil acceso a través de dispositivos móviles y la falta de campañas de prevención agravan el problema. Según la doctora, aunque Perú aún no enfrenta una crisis como la de Europa, la tendencia es alarmante.
Para los jóvenes, el atractivo de las apuestas deportivas radica en su vínculo con el deporte y la promesa de ganancias rápidas. “La conexión entre el interés por los deportes y la posibilidad de ganar dinero incrementa su atractivo, y la creencia de que el conocimiento deportivo mejora las apuestas, aunque no siempre sea cierto, contribuye a su popularidad”, añade Barreto. Esta percepción de control resulta en una gratificación inmediata y una liberación de dopamina similar a otras adicciones.
En Perú, la ludopatía entre menores de edad se perfila como un riesgo latente. Según la consultora Sherlock Communications, el 18 % de peruanos apuesta al menos una vez por semana, en una proporción similar a la de Brasil. El deporte más apostado, sin sorpresas, es el fútbol. Sin embargo, la exposición al juego va más allá del estadio. Esto porque redes sociales e influencers promocionan casas de apuestas y grupos de Telegram de pronósticos deportivos, haciendo que el alcance sea aún mayor.
El mercado global de apuestas y juegos en línea, que generó USD 49,93 mil millones en 2018, se estima que llegará a USD 114,38 mil millones para el 2026, según Verified Market Research.
La Dra. Barreto sugiere que, para abordar este problema, es fundamental implementar medidas de regulación que limiten el acceso de menores y campañas educativas en colegios. Restringir la publicidad en horarios vulnerables y establecer límites de apuestas podrían ser los pasos iniciales para evitar que el juego siga sumando jóvenes a sus filas. Para los más jóvenes, apostar se ha vuelto una actividad tan cotidiana como jugar videojuegos; pero, sin el control necesario, puede acabar jugando con su futuro e incluso destruirlo.