Marisa Minetti despierta cada día con un propósito renovado: reconstruirse desde el origen. Tras haber vivido en el extranjero por varios años, regresó al Perú para embarcarse en una nueva etapa. Minetti, actriz con 29 años de trayectoria, comparte su vida entre la actuación y la enseñanza, siempre en busca de ese equilibrio que le permita nutrir ambas pasiones.
“Volví a empezar de cero”, confiesa. La incertidumbre que alguna vez la envolvió tras la pandemia ha dado paso a un proyecto que combina todas sus experiencias. “Estoy poniendo el alma, corazón y vida en esto”, afirma, al referirse a su iniciativa, que se centra no solo en la técnica, sino en el viaje interior de cada persona.
En este espacio que Minetti ha creado, la búsqueda va más allá de la actuación. “Es una técnica dura emocionalmente”, admite. Las clases buscan que sus alumnos conecten con sus orígenes, sus emociones más profundas, y que se atrevan a soltar aquello que los ha mantenido estancados. En su proceso, el actor se convierte en alguien que redescubre su propio ser, y para Minetti, eso es clave. “El teatro hace bien. Es sanador”, asegura.
“Yo fui mi propio laboratorio”, revela, recordando los años que pasó perfeccionando su técnica en Argentina. Ahora, ese conocimiento lo comparte con un público que busca algo más que aprender a actuar: busca reconectar con su esencia. Este nuevo enfoque la mantiene motivada, pero también consciente de los próximos retos que le tocará enfrentar.