En el laberinto de concreto y neblina que es Lima, existe un submundo culinario conocido solo por los aficionados de la comida. No hablamos de los templos gastronómicos que adornan las guías turísticas, ni de los restaurantes de moda que seducen a los influencers con sus platos fotogénicos, sino más bien a los conocidos como huariques. Estos pequeños locales, a menudo camuflados en mercados de diferentes zonas de la ciudad o escondidos en algunas calles, son el alma verdadera y popular de la cocina capitalina, los cuales ofrecen por un precio accesible platos con muy buena sazón y, por supuesto, bien ‘taipá’.
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