En una suerte de desplazamiento del poder de influencia de los interlocutores tradicionales como los partidos, o líderes, la ciudadanía ha empezado a acudir a los Colegios Profesionales para depositar su confianza en su arbitraje en temas que la afectan y alteran sus vidas.
Así ha ocurrido con el Colegio de Arquitectos de Lima que ha recibido visitas de organizaciones vecinales, frentes distritales, empresas, ciudadanos, profesionales, alcaldes distritales, para solicitar al Colegio que se pronuncie sobre temas que los aquejan y no tienen interlocutor. Uno de los distritos más afectados por esa intolerancia al dialogo es Miraflores. Paradójicamente el distrito quizás más icónico de la capital, aparte del Centro Histórico (que forma parte de El Cercado).
Miraflores es un distrito de clase media con una población aproximadamente de 90 mil habitantes en tendencia de crecimiento. Tiene uno de los frentes marinos más demandados, calles arboladas y espacios públicos carismáticos donde concurre medio Lima, tiene una población flotante de no menos de 200 000 visitantes/día. Sus barrios son inclusivos y es un point cultural, gastronómico, financiero metropolitano y turístico.
En el mercado inmobiliario de áreas vecinas se anuncian proyectos para… “vivir como en Miraflores”… Y Larcomar recibe más visitas que Machu Picchu.
Es el área más apetecida por la industria hotelera. Pero en medio de esas excepcionales cualidades urbanas, empresarios y proyectistas, están peleados con su alcalde y han acudido al Colegio de Arquitectos para solicitarle su pronunciamiento en la última crisis generada por el desconocimiento del municipio a las normativas urbanas, especialmente en materia de densificación al amparo de disposiciones del Ministerio de Vivienda. (Vivienda VIS).
El peso de Miraflores en el imaginario de la gente es tal que es un trampolín a la alcaldía Metropolitana. De ahí han salido Alberto Andrade y Jorge Muñoz.
El Colegio coordinó con el alcalde de Miraflores una Mesa de Trabajo con todos los actores involucrados que sienten sus derechos amenazados: sector privado, proyectistas, funcionarios, vecinos, expertos legales, pero desgraciadamente, horas antes de la Mesa de Trabajo, el alcalde declinaría asistir. Ahí se produjo un punto de quiebre y el alcalde perdió la brillante oportunidad de convertirse en un abanderado de la concertación y el diálogo como forma de gobierno.
Lima tiene algunos distritos icónicos por diferentes condiciones, desde San Juan de Lurigancho, el más poblado del país, pasando por Villa el Salvador, hasta Barranco, El Cercado, Surco y por supuesto Miraflores, que es un referente en la ciudad.
Tienen la posibilidad de marcar pautas y tendencias. Pero son pocos los que consiguen explorar ese don y sintonizar con toda la metrópoli. Alberto Andrade lo supo hacer magistralmente. Craso error del actual burgomaestre alejarse de los actores que son precisamente quienes hacen ciudad.