No haremos leña del árbol caído, pero en CARETAS ya veníamos advirtiendo lo que Juan Reynoso estaba haciendo al mando de la Blanquirroja: la estaba descomponiendo, peor: descomponía su mayor virtud: la dimensión anímica que le permitió destacar en otros procesos eliminatorios, incluso en tramos críticos como los del presente, como la ausencia de jugadores en buen momento.
Reynoso lleva, desde que asumió la conducción del seleccionado, 11 partidos. Desde su primer encuentro (amistoso) ante México hasta el disputado por las clasificatorias el jueves 12/10 contra Chile, el seleccionador ha experimentado estrategias que amplían su dimensión defensiva, es decir, todas las variantes ejercidas no han sido ajenas al “no perder” y más allá de algunos chispazos de entendimiento dinámico, lo que mostró en la derrota con Chile resulta una obvia consecuencia de la informalidad de todos sus planteamientos.
De Reynoso no cuestionamos su capacidad, porque por ahí no va. La actualidad de la Blanquirroja no pasa por sus planteamientos, sino por la presión de la sombra de Ricardo Gareca, que dejó un grupo de jugadores alineados en una idea de juego. Cuando Gareca dejó de pertenecer a la FPF, uno de los principales candidatos para sucederlo era Reynoso, quien podía conducir un recambio generacional sin dejar de luchar uno de los seis cupos directos para el Mundial de Fútbol de 2026.
Su elección no fue criticada, por el contrario, su designación era la garantía de que se podía llevar un proceso eliminatorio serio a pesar de la grave situación institucional de la FPF comandada por Agustín Lozano. La ruta estaba marcada y Reynoso decidió no reforzarla, sino que la dinamitó hasta perder el respeto de los jugadores.
Decisiones extrañas percibidas por los seleccionados y por todo aquel con dedos de frente: convocar a Ascues, contar en el banquillo con Jaime Serna (tras las goleadas recibidas con la Sub 20 perdió legitimidad de estar en cualquier comando técnico de selección (en la era Gareca, los jugadores veían a Solano, el de los golazos en la Premier League), dar versiones falsas sobre la posición de los jugadores (Ruidíaz en el gol de Brasil en Lima) y ser desmentido, cambiar de posición a los jugadores restándoles potencialidad, etc. Demasiadas torpezas en medio de una urgencia: si bien no tenemos muchos delanteros de jerarquía, se cuenta con el material humano para tentar una clasificación directa al próximo Mundial.
En CARETAS hemos incidido en la personalidad del futbolista peruano, a quien se le tiene que tratar en el límite de la confianza y el respeto. Este aspecto sí lo cumplió Gareca, porque hasta en sus decisiones más polémicas, mantenía un criterio de juego que no resentía la dinámica grupal. Con Gareca, el jugador de mediano rendimiento en su club lo elevaba ni bien era convocado (no lo olvidemos).
Por ello, sorprende que, habiendo sido futbolista, Reynoso no haya podido comprometer al grupo. Lo de Chile es una prueba irrefutable. Esos goles chilenos, de Diego Valdés y el autogol de Marcos López, revelaron una defensa desconcentrada, con falta coordinación: ¿se entrenó bien?
Reynoso quiso imponer su personalidad, cuando no era necesario hacerlo, sino —subrayamos— construir sobre lo que recibió. Quiso borrar a Gareca cuando lo más importante eran los puntos para el Mundial. Mientras se escribe la nota, Perú está por debajo de Paraguay por encima de Bolivia. Esa es la data que sustenta el éxito y fracaso de cualquier DT.
Por eso se pide su salida. La Blanquirroja no está para pruebas: se debe jugar partiendo de la base de nuestros jugadores mayores. Son seis cupos directos y un repechaje. Claro que se puede luchar, pero bajo el indefinido esquema de Reynoso no. No hay más. No quememos a los nuevos.
Muchos avecinan que Argentina, este martes 17/10, se paseará ante el combinado nacional. Es muy probable. Pero también juega la tradición y en honor a ella se debe indicar que la Blanquirroja puede dar pelea. Sea cual sea el resultado, así Perú gane, empate o pierda, Reynoso debe dar un paso al costado. De Reynoso depende no superar la nefasta campaña eliminatoria de Chemo del Solar. La data manda.
(Matías Reyes).