Más de uno quedó con desazón tras la derrota peruana en los últimos minutos ante la selección de Brasil.
Reynoso, el DT peruano, se hizo fuerte precisamente en su fortaleza natural: la táctica defensiva.
Pero una descoordinación mandó el esfuerzo defensivo al tacho a cuenta del gol de Marquinhos, a los 90’. Dolió.
Dentro de los cálculos, una derrota con Brasil o Argentina de local debe estar en la agenda. En este sentido, el punto obtenido en Paraguay el 07/10 tendrá valor a mediados de las eliminatorias y para que lleguemos a esa situación, resulta imperioso que Perú, el próximo 12/10, derrote a Chile en Santiago para esperar el partido de local, el 17/10, contra Argentina.
Si algo positivo podemos decir del fixture, como para sacar provecho, es que ya no tendremos que enfrentar a los dos gigantes sudamericanos en lo que queda de la primera fase, porque después de octubre, la Blanquirroja solo chocará con rivales directos. Para ese entonces, se supone que quedan de lado las derrotas presupuestadas. En este largo camino de clasificación, los sueños imposibles terminan deprimiendo, por eso, no vale hacer proyecciones olvidando el material humano con el que se cuenta.
El encuentro del último martes 12/09, dejó sensaciones encontradas. Lo positivo: la adecuación del equipo a los requerimientos tácticos del DT Reynoso, quien tiene poco tiempo en el cargo. Más allá de dislates extradeportivos, como el figuretismo de Grimaldo tras su debut y la sanción del club César Vallejo a Carlos Ascues (su convocatoria más parece una provocación que el reconocimiento al buen rendimiento), se pudo ver un equipo signado por el aura de la experiencia (Gallese, Tapia y el capitán Guerrero), que a lo mejor no juega como en otras jornadas eliminatorias, mas no hay que negar la dignidad de esta selección: si no fuera por los cuestionados experimentados, ¿qué sería de la Blanquirroja? La realidad es contundente.
No vamos a negar la competencia de Reynoso como DT, pero al fútbol peruano le falta un par de lustros para limar taras básicas si es que se empieza a trabajar en menores desde ya (un sinsentido a fin de cuentas: la gestión de Agustín Lozano no garantiza nada): pensemos en la falta de madurez del futbolista peruano promedio ((hay un rosario de indisciplinas como para negarlo): no sirve de nada la formación deportiva sin una fortaleza interior que la conduzca.
Consignamos esta impresión de tinte antropológico para subrayar el mayor problema de la Blanquirroja en estos momentos, que no es deportivo como señalan algunos cantamañanas: la dimensión emocional. Así es: el jugador peruano tiene un carácter de cristal. La fuerza de su dinámica no yace en el talento natural, sino en la autoestima (“juegan como cracks en el torneo local y arrugan con equipos extranjeros”, se suele escuchar hasta el hartazgo) y en los circuitos de confianza que establezca con su entrenador. Esta sensibilidad depende mucho de lo que ve y escucha de él. Las comparaciones son odiosas, pero pertinentes para entender cómo llega Perú a Chile: con Gareca, los seleccionados corrían pese a que podía estar equivocado en sus planteamientos. Corrían porque veían coherencia y transparencia en el discurso del Tigre. Así funciona el futbolista peruano y de la noche a la mañana no se alterará lo que ya está en el ADN emocional.
Se espera que para el partido con Chile la selección cuente con Lapadula y podría sumarse al combinado el danés Oliver Sonne. Las alternativas se le presentan al DT, pero qué imagen proyecta Reynoso a la interna del grupo cuando lo que dice no se ajusta a la realidad, es decir, miente (o en todo caso dijo algo incorrecto, un lapsus inevitable originado por el gol de Marquinhos): a Ruidíaz se le estaba responsabilizando por el gol del defensa del PSG. Reynoso señaló que esa era su posición en los tiros de esquina en el Seattle Sounders, pero el entrenador Brian Schmetzer lo desmintió.
Lamentablemente, no es un hecho aislado.
Cuando dio la lista de convocados para esta primera fecha doble, el DT nacional indicó que solo se centrará en los jugadores “que están”, a la par, la FPF comunicó que Cueva, Flores, Reyna y Lora estaban lesionados. Dos días después, Cueva y Flores jugaron en sus respectivos clubes por la Liga 1.
Cosas raras que sí afectan a la selección, que debemos verla como la gran metáfora de la sociedad peruana, en donde su mayor problema no es la falta de talento y capacidad —en Perú, sobran—, sino su articulación. Marcos Calderón, Didí, Tim y Gareca lograron clasificar porque los jugadores creían en ellos. El jugador peruano se sentía seguro, porque se puede fallar, pero no mecer.
La data dice que el Chile de Berizzo es ganable. Pero aparte del palo de Paolo ante Paraguay, no hemos tenido otra situación de ataque a considerar. La data dice que este Chile de Berizzo es ceniza de la generación dorada campeona dos veces de la Copa América. Sin embargo, qué queda de la fuerza, explosión y coordinación de la volante peruana que clasificó a un Mundial, que disputó una final de Copa América y luchó un repechaje.
Así como Chile es hoy ganable, Perú es también ganable para Chile. Ambas selecciones llegan en plena etapa de recambio y la necesidad de puntos para el local hará que el partido tenga todos los componentes de un ambiente enrarecido y provocador. No olvidemos el duelo en Santiago en 1997, partido al que Perú llegó sin la preparación psicológica adecuada. Ya sabemos lo que pasó.
Como ya indicamos, en este proceso eliminatorio hay dos selecciones a las que no habría que contar en la sumatoria de puntos, además, hay seis cupos ya comprados para el Mundial de 2026, y una opción de repechaje. Sudamérica tendría siete selecciones clasificadas y tres que quedan de lado. Venezuela ganó su partido de local a Paraguay, Bolivia perdió sus partidos con Brasil y Argentina (se libró de los mounstros para lo que queda de la primera fase de las eliminatorias). Perú y Chile tienen un punto.
Entre Chile, Perú, Paraguay, Venezuela y Bolivia están las tres/cuatro selecciones que no irán a Estados Unidos, México y Canadá en 2026. Se colige que el próximo encuentro eliminatorio se disputará con un rival directo. Berizzo está siendo muy cuestionado en Chile, en Perú la hinchada está dividida entre quienes anhelan que vuelva Gareca y los que aún creen en Reynoso. No hay una notoria diferencia futbolística entre estas selecciones. Perú tiene una sola opción: se va a ganar, o en todo caso a no perder, a Chile y que el destino decida el encuentro con Argentina en Lima el 21/10. Después de esa segunda fecha doble, se va tras todos los puntos posibles.
¿Se está trabajando en la mentalidad e inteligencia emocional de los seleccionados? ¿Ya no habrá más versiones desajustadas de la realidad? Solo Reynoso lo sabe.
(Matías Reyes).