Exposición individual del artista Luis Miguel Díaz Piccone en la Galería Martín Yépez.
En esta oportunidad, el artista presenta una serie de piezas de pintura escultórica en gran y mediano formato trabajadas durante los últimos 10 años.
Hasta el sábado 30 de setiembre de 2023.
“Tejer el Territorio, la Memoria Colectiva y la Vida”
La vorágine de la cotidianidad, absorbida hacia el orden de un nuevo tiempo, esclarece la mirada y nos organiza a través de las fibras del tiempo que componen un tejido de la misma vida. Las líneas que componen el ritmo de la existencia, sostienen la memoria de una humanidad que tiene una huella profunda, que ha resguardado la memoria híbrida (pasado-presente-futuro), y muchas veces ha esparcido caos y daño hacia la armonía con el espacio que nos sostiene. Estas líneas son una forma de representar el origen del orden y es una posibilidad de visibilizar lo que ya no representa al territorio del hoy.
En este territorio abstracto, descubrimos la belleza de nuestras propias experiencias temporales, recordando que cada momento efímero es un tesoro que se suma al tapiz de nuestra memoria colectiva. A través de la técnica del dripping, el caos se convierte en orden, y el lienzo se convierte en un mapa de historias y emociones. En medio de este soporte de memorias que propone Díaz Piccone, nos invita a que recordemos que somos parte de algo más grande, que nuestras experiencias se entrelazan con las de otros y que en cada hilo tejido encontramos la fuerza y la inspiración como individuos y civilización para seguir tejiendo nuestra propia historia.
Antonio De Loayza, Texto Curatorial.
Sobre el artista:
Luis Miguel Diaz Piccone
Luis Miguel nació en Lima, Perú, en el año 1978. Desde muy chico estuvo interesado en las artes plásticas, pintando sus primeras obras en la época escolar.
En el año 1997 entró a la Universidad de Lima para estudiar Administración de Empresas pero dos años después se muda a vivir a Montreal, Canadá. Ahí estudia Economía y paralelamente lleva cursos de arte en la Universidad Concordia.
Se nutre de la escena cultural francocanadiense de la provincia de Quebec, y sus viajes por el norte del continente acentúan su gusto por los volúmenes, los formatos extensos y el uso del blanco y negro, utilizando sólo pintura para crear las texturas y darle profundidad a sus obras, en las que trazos obsesivos se suceden hasta formar capas escultóricas.
Su obra, minimalista de lejos, nos invita a acercarnos y descubrir una técnica de texturas intensas, volúmenes imposibles y monocromías que cambian según el ángulo del observador.
(ndp).