La cantante e historiadora Danitse acaba de lanzar su cuarto álbum, Augurio, calificado por la propia artista como su “trabajo más personal, además, estoy intentado hacer algo, como construir una identidad”, señala en cuanto al instrumento presente en todas las canciones, el charango.
En este orden de cosas, habría que destacar la versatilidad del charango en los temas de Augurio (a saber, “Valle Incendio”, “Soberanía”, “Frágiles” y el homónimo del proyecto), que partiendo de una tonalidad vernácula, forja lazos con ritmos modernos a cuenta de un medido protagonismo del contrabajo y la guitarra eléctrica, de esta fusión nace la epifanía del álbum: su frescura.
Pero esta frescura del ritmo, no contradice la intención de Danitse, que aparte de mostrar la dimensión interpretativa del charango, proyecta también una denuncia gracias a las sugerentes metáforas de los temas (sumemos: “Como nunca antes”, “Desoriente” y “Frágiles”), es decir, una actitud política: un llamado de atención sobre la identidad peruana.
“El charango, como símbolo, significa mucho, me permite construir un puente más grande: sobre mi historia personal, sobre mi país, mi región, quiero que mi música refleje una pertenencia. Los que hemos nacido en Lima y somos hijos de migrantes tenemos una identidad medio partida. En Augurio lidio con ese conflicto, con el charango reivindico un pasado que pudo haber sido olvidado”, precisa la también historiadora.
“Por ser de cuerda, su origen es europeo y es tomado por el mundo campesino, que lo adaptó para que pueda ser llevado, el campesino lo hizo pequeño para poder cargarlo y esconderlo porque estaba prohibido tocarlo porque debían trabajar, de ahí nace la leyenda del charango con la bohemia y el alcoholismo en el Ande”.
Se deduce que el charango permaneció por mucho tiempo lejos de los circuitos sociales y oficiales, desplegándose en zonas rurales. “Fue un instrumento marginado. Hay un trabajo, de los años ochenta, de Thomas Turino en donde entrevista a guitarristas ayacuchanos que crecieron en los años treinta. Era la primera generación de charanguistas que tocaba en la ciudad, entre los cambios que hicieron, quitaron las cuerdas de tripa y empezaron ejecutar melodías más delicadas, adaptaron la música a los cánones estéticos para no ser rechazados. Era una forma de resistencia, pero también una contradicción entre el pasado y el presente, esa es otra de las razones que me llevaron a llamar Augurio a este álbum”.
Augurio nació en pandemia y Danitse pudo cristalizarlo gracias a un estímulo económico del Ministerio de Cultura. A diferencia de otras producciones, en este último trabajo tuvo el control de todo el proceso artístico. El resultado: el álbum que quería Danitse.
“Es inevitable que la música suene a su tiempo, he querido mirar el pasado, lo ritual, porque así podré ver el futuro. No puedo ir al futuro si no abrazo mi pasado”.
En este punto, la artista no calla, revela la fuerza emocional de Augurio:
“En algún momento escuché que, en lugar de hablar, importa más hacer. Un hecho puede decir mucho más que un discurso textual. Sé lo que significa la música andina, es lo que soy y debo abrazar. Si hubo generaciones que quisieron silenciarla es mi responsabilidad hoy darle su lugar”.
Danitse va más allá y pone el dedo en la herida.
“La estructura social está hecha para desaparecer lo andino. Hicieron que el andino se vuelva obrero. El indígena, el pasado; el obrero, lo moderno. La postergación de las comunidades no es una falla del sistema, es parte del sistema. Paulo Drinot lo explica bien en La seducción de la clase obrera: la política del sistema es eliminar lo indígena, siempre han querido desaparecerlo”.
(GRO).