Un Festín Autoritario

por Luis Lama
Plano general del monumento “El ojo que llora”, Lika Mutal, 2005, Jesús María. La mejor obra pública del presente siglo.

Lagrimas naranja

Rafael López Aliaga, Alcalde de Lima, solicitó al Ministerio de Cultura la demolición del “Ojo que llora”, la principal obra púbica del presente siglo y Patrimonio Cultural de la Nación. Su autora es una de nuestras escultoras más trascendentes, Lika Mutal (1939-2016), quien trabajó una enorme roca traída desde Paracas, la cual respetó buena parte para limitarse a darle forma final.

Rodea el eje central un laberinto de once círculos concéntricos con cantos rodados con los nombres, la edad y el año de la muerte de los caídos en tiempos del terrorismo. La Comisión de la Verdad y Reconciliación proporcionó 32,000 nombres entre los cuales había 41 senderistas asesinados durante el motín en Castro Castro en 1992.

Según López Aliaga “los familiares de las víctimas del terrorismo y patriotas del Perú” han solicitado la demolición porque la inclusión de 41 terroristas es una ofensa a la memoria de sus caídos. No le creo. Cuando asumió el alcalde de Miraflores, también de Renovación Popular, la primera orden de López Aliaga fue clausurar el Lugar de la Memoria: “¡Basta ya de estos museos que no tienen nada de memoria ni de reconciliación!”. Dos meses después Canales acataría la orden aduciendo que el LUM tenía vencido el certificado de Defensa Civil. Omitió decir que la Municipalidad no tiene certificado alguno porque no cumple con estándares mínimos de seguridad.

Como es Patrimonio de la Nación, la Municipalidad de Lima no puede intervenir el monumento que ha padecido varios atentados fujimoristas desde el regreso, en 2007, del dictador al Perú.  

Amnistía Internacional, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y otras instituciones a las que Boluarte considera enemigas ya se han manifestado en defensa del monumento. Falta la respuesta del Mincul para saber quién manda a quien.

Demagogia universitaria

En mis clases suelo reiterar a los alumnos que un título no sirve si no viene respaldado por el conocimiento. En el Perú podrán ser fiscales, congresistas o trabajar en un ministerio o municipalidad, pero nunca en una institución exigente. Suelo encontrar en los taxis a muchos jóvenes graduados en alguna universidad descalificada que se han visto obligados a optar por el digno oficio de chofer para subsistir. 

Hace un mes la Escuela de Bellas Artes de Lima recibió la categoría de Universidad Autónoma por iniciativa de congresistas tan ilustrados como Waldemar Cerrón o Alex Paredes. Estos autodenominados “representantes del Perú profundo” omitieron a las Escuelas Regionales en lugar de crear la Universidad de Bellas Artes con sucursales en todo el país.

La original SUNEDU jamás la hubiera licenciado. Sin embargo debo admitir que en un medio como el nuestro, donde se otorga tanta importancia a los diplomas para conseguir un empleo, los alumnos pudieran beneficiarse con el cambio. Podrán sobrevivir como profesores pero estos cartones no los hará mejores artistas.

La Escuela tiene prioridades impostergables que van desde la renovación total del currículo, la evaluación de profesores, el proceso de elección del director, su presupuesto y un análisis muy serio de la orientación de la enseñanza artística en el Perú. Basta estudiar la cantidad de egresados que se han insertado al mercado en este siglo o cuántos de ellos se dedican a derivaciones de la profesión elegida, para concluir que esta demagógica decisión no conducirá a una mejor formación.

Presidente Fujimori

En febrero, la Escuela solicitó un espacio al Ministerio de Cultura para hacer una exposición el mes siguiente con egresados del 92. El tiempo era ostensiblemente corto y se prescindió de un curador. Como la sala Kuelap era demasiado grande se amplió la convocatoria a todos los egresados de la década reunidos bajo el título “COLOR 90s” (sic).  

Violeta Block: “Madre naturaleza”, 2022,  80 x 60 cms. US$ 800.00

Svet Rentería Durand: “Fujimori, nunca más”, Oleo sobre madera, 120 cms diámetro.

Horas antes de la inauguración el Mincul comunicó a la ENBA que se requerían cinco días hábiles adicionales para la “revisión de contenidos”. Cuatro días después se reunieron con Carlos Risco, analista de Mincul, quien les explicó “que el servidor público tiene el deber de neutralidad, que implica actuar con absoluta imparcialidad política, económica o decualquierotra índole…”  Una solapada censura.

A pesar de haber obras sobresalientes y alguna que aludía a los asesinatos a inicios de este gobierno, sólo se objetó un rutinario retrato de Fujimori con la pinta de NUNCA MAS. Al final, la pintura fue retirada y la improvisada muestra ahora pasa desapercibida en el Mincul.

Llamaradas violeta

Revisando las redes encontré el cuadro que reproducimos y pregunté su CV a la autora. Esta fue su amable respuesta: “Soy Violeta Saldaña, como artista Violeta Block, estudié en la Escuela Nacional de Bellas Artes ENSABAP, 2004. Nací en Trujillo, estudié en el colegio Inmaculada de California. En Lima, estudié Arquitectura en Universidad Nacional Federico Villarreal año 84, graduada y colegiada con el CAP. 2612. Estudié docencia en el 2010 , en la universidad católica los Ángeles de Chimbote. Desde que egresé … me mantengo exponiendo tanto a nivel nacional como internacional, en exposiciones colectivas, bipersonales o individuales , los años de pandemia han sido de forma virtual… etc. etc. Actualmente estoy representando al Perú en la Bienal de Guayaquil…. y este mes a fines de Abril , estaré exponiendo una individual en la municipalidad de Miraflores Larco cuadra 7”.

Comentario: Respeto la necesidad de la señora Saldaña de exhibir. Tiene todo el derecho a ello. Siempre he considerado que la presentación ante el público es el final de un proceso de comunicación entre creador y consumidor.

Pero, lamento decirlo, en este caso existe un desencuentro entre el contenido de la muestra y el espacio que la contiene. En arte, como en cualquier profesión, no existe “democracia”. Es un sofisma. Hay profesionales con experiencias diferenciadas y cada uno de ellos debe tener su lugar.

La gerente de cultura ignora este hecho. Ella está obligada a evaluar meticulosamente todas las solicitudes de acuerdo a la carrera de cada artista. Podría justificarse aduciendo que estaba cumpliendo órdenes del alcalde. Se equivoca. Un profesional eficiente -ella no lo es- no es un esclavo que cumple ciegamente instrucciones del superior sin cuestionarlo.

Su jefe sólo es un inquilino muy precario en la Municipalidad de Miraflores. Muy pronto se dará cuenta de que todo ha sido una ilusión.

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