Las ‘tarifas’ de la tele

por Patricia Salinas

En tiempos en los que mucha gente se deja llevar por los contenidos de los ‘influencers’ en sus redes sociales, a pesar de que se sabe que cobran por la mención de cada producto,  cada vez resulta más difícil diferenciar cuando se trata de una opinión, cuando de publicidad y cuando de una mermelada disfrazada. Se supone que cuando hay un pago de por medio están obligados a poner como advertencia que se trata de un aviso, pero muy pocos lo cumplen, pues todavía la internet sigue siendo tierra de nadie.

Así las cosas, ya no debe llamar mucho la atención la cantidad de ‘activaciones’ que se hacen dentro de los programas, lo cual ya toma otro cariz si hablamos de espacios periodísticos, porque en medio de denuncias e investigaciones, los conductores se lanzan con la promoción de un producto, como si hablaran de una noticia. Peor aún, hay periodistas que aparecen directamente en comerciales recomendando alguna marca y remarcando que lo hacen como parte de una investigación periodística. Pamela Vértiz, por ejemplo, sale en uno diciendo: “Parte importante de mi trabajo como periodista es la investigación,  cuando tomo decisiones en mi vida también investigo, así descubrí que al tomar colágeno, el cuerpo apenas asimila una porción de este y prácticamente lo elimina”, e inmediatamente promociona la marca de unas cápsulas.

Ella usa su condición de periodista, que no es lo mismo que un modelo o un actor, para ‘vender’ un producto. Siempre que he visto una situación semejante (porque esta costumbre tampoco es nueva. Basta recordar la famosa “lluvia de millones” de la campaña publicitaria cuando recién llegaron la AFP y una de ellas contrató a varios de los periodistas más respetados para que la recomienden), la pregunta que viene a mi mente es : ¿por qué tendríamos que creer en un destape o una denuncia que viene de alguien que cobra por decir un guión hablando de las bondades de un producto?

Otro tema que también genera, o debería generar controversia, es que los programas cobren por dar espacio a un artista, un psicólogo o un un cirujano. Hace algunos meses, Cinthia Gutierrez,  la hija del desaparecido Tongo, denunció que América hoy quiso cobrarle por salir a difundir un musical, lo cual la decepcionó porque siempre que la produccion de ese programa la habia llamado tras la muerte de su padre, ella había aceptado sin pedir nada a cambio. A muchos les sorprendió, pero la mayoría de artistas que alguna vez han tenido que tocar las puertas de ese tipo de espacios, sabe que existe una ‘tarifa’ que oscila entre 1500 y mas de 4 mil soles (incluido IGV) por aparecer unos minutos haciendo un musical (el más caro es Esto es guerra, supuestamente por el rating).

Ni qué decir de las ‘entrevistas’ que se les hace en algunos noticieros de la mañana a profesionales de la salud de distintas especialidades. Esos minutos también tienen sus tarifas.  Y aquí la duda sigue siendo la misma: Entonces ¿por qué tendríamos que creer en lo que dicen en los demás reportajes?, si esos no llegan al informativo porque los han investigado y son buenos en lo que hacen, sino porque tienen dinero para pagar un espacio en televisión, lo cual debería estar claro para los televidentes, por lo menos con subtítulos que adviertan que se trata de un publireportaje.

Y mientras todo esto sucede sin el menor recato de los que manejan los canales de televisión, hay quienes se atreven a juzgar o criticar a aquellos que hacen periodismo independiente desde donde pueden y solicitan, de la manera más trasnparente, el apoyo de su audiencia (que es el equivalente a un suscripción), para seguir existiendo. Pensá, peruano, pensá.

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