El ciudadano neerlandés Joran van der Sloot, sentenciado a 28 años de prisión por el asesinato de Stephany Flores, volvió a colocarse en el centro de la atención pública tras protagonizar un presunto intento de suicidio al interior del penal de máxima seguridad de Challapalca, en la región Tacna.
El hecho ocurrió la mañana del sábado 13 de diciembre, aproximadamente a las 9:50 a. m., durante el reparto del desayuno en el pabellón uno del establecimiento penitenciario. Personal del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) fue alertado de una situación irregular en la celda del interno y, al ingresar, encontró a van der Sloot utilizando una tira improvisada, presuntamente con la intención de asfixiarse.
La rápida intervención de los agentes penitenciarios permitió evitar un desenlace fatal. El recluso fue trasladado de inmediato a la enfermería del penal, donde recibió atención médica especializada.
Estado de salud y medidas de vigilancia
Posteriormente, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos confirmó que la salud de van der Sloot es estable, aunque permanece bajo observación médica permanente y estricta vigilancia dentro del penal.
Según fuentes penitenciarias, tras el incidente se reforzaron los protocolos de seguridad y monitoreo, con el objetivo de prevenir un nuevo episodio similar. Actualmente, personal médico y de seguridad realiza controles constantes sobre el interno, dada la gravedad del intento y su condición psicológica.
El mensaje que reabrió viejas heridas
El intento de suicidio ocurrió apenas días después de que van der Sloot enviara, por primera vez en 15 años, un mensaje de disculpas y arrepentimiento dirigido a la familia de Stephany Flores, joven peruana asesinada en mayo de 2010 en un hotel del distrito de Miraflores.
El mensaje fue difundido públicamente a través de Panamericana Noticias y generó una fuerte repercusión mediática y social, al tratarse de la primera declaración directa del condenado sobre el crimen desde su sentencia.
“Yo, en diecisiete años, nunca he tenido la oportunidad de pedir perdón por lo que he hecho. Si algún día pudiera tener la oportunidad de conversar y explicar tal vez por qué sucedió lo que sucedió, me gustaría bastante poder hacer eso. Y si ustedes no quieren eso, yo completamente entiendo eso también”, expresó van der Sloot desde el penal de Challapalca.
Las palabras, calificadas por algunos como un gesto tardío y por otros como una estrategia emocional, volvieron a poner en debate el impacto psicológico del caso tanto en la familia de la víctima como en la opinión pública.
Un crimen que marcó a la sociedad peruana
El asesinato de Stephany Flores Ramírez, de 21 años, ocurrió en mayo de 2010 y causó profunda conmoción en el país. Van der Sloot fue detenido pocos días después y, tras un proceso judicial, condenado a 28 años de prisión por homicidio calificado.
El caso adquirió relevancia internacional debido a los antecedentes del acusado, vinculado previamente a la desaparición de la joven estadounidense Natalee Holloway en Aruba, lo que incrementó el escrutinio mediático y la presión social sobre las autoridades peruanas.
Desde entonces, van der Sloot cumple su condena en Challapalca, uno de los penales más aislados y severos del país, destinado a internos considerados de alta peligrosidad.
Reacciones y debate público
El envío del mensaje de arrepentimiento, seguido del intento de suicidio, ha reactivado el debate sobre el tratamiento penitenciario de internos condenados por crímenes graves, el impacto de largos periodos de aislamiento y la atención en salud mental dentro del sistema carcelario.
Desde el INPE y el Ministerio de Justicia se ha reiterado que el Estado tiene la obligación de garantizar la integridad física y psicológica de las personas privadas de libertad, independientemente de la gravedad de los delitos cometidos, aunque sin perjuicio del cumplimiento estricto de las condenas.
Vigilancia reforzada en Challapalca
Tras el incidente, las autoridades penitenciarias implementaron medidas adicionales de seguridad, entre ellas la restricción de elementos personales en la celda, mayor frecuencia de rondas de vigilancia y seguimiento médico especializado.
El objetivo, según fuentes oficiales, es evitar cualquier nuevo intento de autolesión y mantener el control sobre un interno cuya situación emocional ha sido calificada como “delicada”.
Un episodio que vuelve a sacudir el caso
El intento de suicidio de van der Sloot y su mensaje previo a la familia de Stephany Flores vuelven a colocar el caso en la agenda pública, reabriendo heridas que, para muchos, nunca llegaron a cerrarse.
Mientras el condenado continúa bajo observación médica en Challapalca, el país vuelve a mirar uno de los crímenes más impactantes de las últimas décadas, en un episodio que combina justicia, memoria y el debate permanente sobre responsabilidad, arrepentimiento y consecuencias.