En el 217 de la calle San Francisco, en el Centro Histórico de Arequipa, está Khao. Kent Zúñiga no volvió con una mochila llena de recetas, sino con la convicción de saber qué cosas ya no quería hacer. Había pasado años cocinando fuera: Australia, Tailandia, y sobre todo Barcelona, donde la técnica se vuelve casi una religión. Pero fue un amigo del colegio quien lo empujó a regresar. Le propuso abrir algo suyo, sin traducciones.
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