En febrero de 1985, cuando estaba por concluir el segundo gobierno de Fernando Belaúnde, por primera vez un Papa visitó el Perú. “¡Cambiad de camino!” pidió Juan Pablo II, en Ayacucho, a quienes habían tomado el rumbo de la subversión desde 1980. Mucho tiempo después, casi treinta y tres años, el Papa Francisco vino al encuentro de los peruanos.
Suscríbase al contenido
Esto es material premium. Suscríbete para leer el artículo completo.