Asombro. Esa fue la palabra que eligió Gianella Neyra para definir lo que va de 2025. No la dijo de inmediato. Se tomó su tiempo. Dudó. Rió. Reflexionó. “Asombro”, soltó al fin, como si la respuesta le llegara por dentro y no por la lógica. Es un término que le calza bien, no solo al año que transita, sino a ella misma: actriz, productora, madre, compañera, mujer de teatro y de pantalla, ahora también arquitecta de relatos que tocan fibras sensibles.
Suscríbase al contenido
Esto es material premium. Suscríbete para leer el artículo completo.