Nadine Heredia no está dispuesta a regresar a la cárcel. En julio de 2017 el juez Richard Concepción Carhuancho ordenó prisión preventiva por 18 meses contra ella y su esposo Ollanta Humala. Ambos, acusados de los delitos de organización criminal y lavado de activos por haber recibido tres millones de dólares de Odebrecht –en la campaña electoral del 2011– y otros cientos de miles de dólares más de la Venezuela chavista, en la campaña anterior, la de 2006, cuando Humala perdió en segunda vuelta contra Alan García. Nadine estuvo presa 287 días, de julio de 2017 a abril de 2018, en el Penal Anexo de Mujeres de Chorrillos, el mismo donde fue recluida Keiko Fujimori. No cumplió los 18 meses ordenados por el cancerbero juez Concepción Carhuancho porque, antes, una sentencia del Tribunal Constitucional le devolvió la libertad a la pareja que gobernó el Perú en el último gobierno que cumplió su lustro de mandato constitucional (2011-2016).
En los ocho años en los que la pareja del gobierno conyugal ha sido procesada –junto a familiares y amigos, por los delitos de organización criminal y lavado de activos– su defensa legal apostó a que el fiscal Germán Juárez Atoche no iba a poder probar el origen ilícito de los millones de dólares que recibieron de Odebrecht y del gobierno de Hugo Chávez. Pero, contra sus pronósticos, el juzgado colegiado de primera instancia les ha impuesto una pena efectiva de 15 años de cárcel por lavado de activos. Entonces, Humala y Heredia optaron por aplicar su Plan B: que Nadine y su menor hijo Samín se asilen en Brasil mientras Ollanta resiste estoicamente su regreso a su celda en el penal de la Diroes hasta que resuelvan su apelación. Sus abogados los han convencido que la sentencia será revertida en la segunda instancia. En Brasil, Nadine y el adolescente Samín Humala Heredia estarán bajo la protección de Luiz Inácio Lula da Silva, el amigo, padrino político, y el hombre que hizo posible que Jorge Barata les diera tres millones de dólares de Odebrecht para su campaña en 2011.
Todo indica que la pareja Humala-Heredia no ha dejado nada al azar. Hacía varios meses que el abogado Marco Aurelio de Carvalho, jurista de absoluta confianza del presidente Lula, al grado de defender a su hijo Fábio Luís da Silva “Lulinha”, tomó el caso. Por pedido del mismo Lula viajó a Lima para estudiar la acusación de la fiscalía, se entrevistó con la pareja y no se descarta que haya hecho coordinaciones personales con los funcionarios diplomáticos de la legación de Brasil en Lima. Todo estaba listo si se producía, como se produjo, un fallo adverso en primera instancia. El mismo abogado ha recibido a Nadine en São Paulo, la megalópolis en donde Heredia y su hijo esperarán noticias desde Lima. Así las cosas, por ahora, la impunidad de Nadine, en el país que ha vuelto a gobernar su padrino político, está asegurada.
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