En una noche llena de glamour, luces y millones de espectadores, Tatiana Calmell del Solar desfiló con la gracia de alguien que entiende que la verdadera corona no está hecha de brillos, sino de los momentos que serán recordados por mucho tiempo. Representando al Perú en la 73.ª edición del Miss Universo, Calmell no solo alcanzó el prestigioso top 12, sino que hizo historia al convertirse en la primera Miss Universo Américas, un título recién estrenado por la organización.
EXPERIENCIA TRANSFORMADORA
“Parte del equipo empezó a gritar ‘Perú, Perú’. Ahí supe que algo grande venía”, recuerda Tatiana con una sonrisa. Las cámaras ya estaban apagadas. Poco después, se encontró en un salón privado junto a Filipinas, Nigeria y Finlandia, las otras tres reinas continentales, celebrando entre abrazos y lágrimas. La escena podría haber sido escrita por un guionista de comedias agridulces, con su mezcla perfecta de alegría y conmoción. Una emoción edulcorada aún más al estar cerca de Miss Filipinas, con quien compartió dormitorio y llegaron juntas hasta las instancias finales. “Nos abrazamos llenas de lágrimas de emoción de pensar que nos vendría un año de trabajo junto a Miss Universo ¡Es un honor ser la primera Miss Universo Américas de la historia, es algo que voy a recordar por siempre y llevaré con mucho orgullo el nombre de Perú por todo lo alto!”, cuenta.
LA REINA DE LOS NUEVOS TIEMPOS
Tatiana Calmell no es una Miss convencional. Con 30 años, desafió los estándares tradicionales de la competencia, que hasta hace poco imponían límites de edad. “La edad no nos define como mujeres”, afirma. Para ella, la experiencia y la madurez no son obstáculos, sino herramientas esenciales para enfrentar desafíos como los que vivió durante el certamen.
Su trayectoria está marcada por una narrativa de esfuerzo y transformación, que se aleja de los clichés de las reinas de belleza perfectas y sonrientes. En su caso, la sonrisa es real, pero también lo son las historias que hay detrás de ella: una dedicación incansable a su preparación, un compromiso social profundo y un enfoque fresco hacia el rol de las misses en la sociedad contemporánea.
UN PROYECTO CON PROPÓSITO
Más allá de los reflectores, se ha destacado por su trabajo en causas sociales, especialmente en torno a la salud mental. “Debe ser una prioridad. Por mucho tiempo fue un tema tabú, pero es fundamental hablar de ello, especialmente para enseñar a los niños la importancia del equilibrio emocional”, comenta.
Consciente de la violencia, tanto física como psicológica, que muchas mujeres enfrentan a diario en el Perú –una experiencia que ella vivió en carne propia–, encontró el coraje para superar esas adversidades y convertir su lucha en inspiración. Así nació su proyecto Amarte (@amarte.peruorg), una iniciativa que no solo busca llevar psicólogos y terapeutas a comunidades necesitadas, sino también ofrecer herramientas de meditación y manejo emocional para enfrentar las dificultades con resiliencia y esperanza.
“Hace cuatro años que practico técnicas de respiración y meditación, y eso cambió mi vida. No existe una vida perfecta, pero siempre podemos elegir una buena actitud ante las adversidades”, agrega.
¿DE VUELTA A LAS PANTALLAS?
Antes de ser nuestra representante en Miss Universo, Tatiana Calmell del Solar destacaba en nuestro país como una actriz apasionada. Aunque ha dedicado los últimos meses a su rol como Miss Perú, está lista para retomar su carrera actoral. “Tengo muchas ganas de volver a la televisión y continuar haciendo camino en el cine, que me fascina”, dice con entusiasmo.
En 2025, planea explorar nuevas oportunidades en la actuación, ya que cada proyecto representa una oportunidad de crecimiento y está decidida a aprovecharlas todas.
EL EGRESO EMOTIVO
El domingo posterior al certamen, Tatiana Calmell regresó al Perú, acompañada de su familia, su novio y Jessica Newton, directora de la organización Miss Perú. Durante el vuelo, vivió un momento especialmente conmovedor: un tripulante de cabina, amigo cercano de su padre, tomó el altavoz para dedicarle unas palabras llenas de emoción. Ese gesto reflejó el impacto que tuvo su participación en quienes la siguieron de cerca.
“Fue un año retador y maravilloso. Me siento agradecida por todo lo que logré y emocionada por lo que viene”, afirma Calmell. Su título como Miss Universo Américas le abre las puertas a un año lleno de nuevos retos junto a la organización Miss Universo, con proyectos sociales y publicitarios que buscarán dejar una huella positiva en la región. “Llevaré el nombre de mi país en alto, con orgullo y gratitud. Este es solo el inicio de algo más grande”, asegura. Calmell no ganó la corona principal, pero su legado como Miss Universo Américas y su labor en pro de la salud mental aseguran que su paso por el popular certamen será recordado como uno de los más significativos para el Perú. Ya conquistó muchos corazones, ahora solo le queda trabajar para transmitir su mensaje y seguir deslumbrando con su encanto. Es un hecho que así será.