Según la Policía Federal brasilera, el expresidente de ese país, Jair Bolsonaro, habría planificado y controlado directa e indirectamente una trama golpista que buscaba impedir que su sucesor, Luiz Inácio Lula Da Silva, asumiera el poder en enero del 2023. La conspiración denominada “Puñal Verde y Amarillo” tenía entre sus objetivos asesinar al actual mandatario de Brasil, a su vicepresidente, Geraldo Alckmin y al juez supremo Alexandre de Moraes. Pero el plan nunca se concretó.
La razón por la que Bolsonaro habría dado marcha atrás, sería su temor a repetir la historia del expresidente del Perú, Pedro Castillo, quien está preso en el penal de Barbadillo por haber intentado dar un golpe de Estado el 7 de diciembre del 2022.
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La revisión del informe de más de 800 páginas que hizo Infobae Latinoamérica encontró que, en la revisión a los chats de los militares brasileros que estaban implicados en el plan golpista se encontró un mensaje en el que el teniente coronel Sérgio Cavaliere escribió lo siguiente: “el presidente no se va a embarcar solo porque podría pasar lo mismo que en Perú. Tiene un decreto listo, lo firma y después no aparece nadie y lo detienen. Así que prefiere no arriesgarse”.
El decreto mencionado por el militar brasilero proponía “la ruptura institucional” para impedir la instalación de gobierno de Lula y crear una comisión que investigue la “conformidad y legalidad del proceso electoral”.
Sin embargo, Bolsonaro no habría encontrado apoyo en el Ejército y la Fuerza Aérea de su país para poder perpetrar su plan. “Solo la Marina quiere guerra. El presidente ha sido realmente abandonado”, habría dicho el coronel Gustavo Gomes, otro de los investigados.