Un empate inédito en las elecciones primarias
Las elecciones primarias desarrolladas este domingo 7 de diciembre dejaron uno de los episodios más singulares del proceso interno rumbo a las Elecciones Generales 2026. En la agrupación política Salvemos al Perú, los precandidatos presidenciales Antonio Ortiz y Mariano González —exministro del Interior durante el gobierno de Pedro Castillo— obtuvieron exactamente el mismo respaldo: 36.36 % de los votos emitidos por los delegados. La normativa electoral establece que, ante un caso así, el ganador se debe decidir mediante un sorteo público, un mecanismo excepcional pero previsto en ley.
El empate, confirmado por el subgerente de Documentación de Investigación Electoral de la ONPE, Pablo Hartill Montalvo, plantea una pregunta fundamental: ¿cómo se resolverá democráticamente una contienda en la que ambos aspirantes tienen idéntico apoyo interno? Tal como detalló el funcionario, la solución ya está descrita en el marco legal, aunque no deja de generar curiosidad entre los militantes y el público.
¿Qué dice la ley sobre los empates electorales?
En declaraciones a La Rotativa del Aire, Hartill precisó que la normativa vigente contempla expresamente la posibilidad de un empate entre candidatos en procesos electorales. Citó el artículo 26 de la Ley de Elecciones Municipales, que establece que, cuando dos postulantes obtienen la misma votación, el resultado debe resolverse mediante un sorteo entre quienes hayan alcanzado la igualdad de votos.
La interrogante clave para los delegados y militantes es:
¿El partido deberá literalmente lanzar una moneda?
De acuerdo con Hartill, existen antecedentes de definiciones igual de peculiares. En elecciones distritales pequeñas, los empates se han resuelto precisamente con el lanzamiento de una moneda, una práctica poco común pero completamente válida dentro de los parámetros legales.
El funcionario también recordó que esta figura no es nueva: “En 2014 ya se ha tenido un caso similar”, mencionó, subrayando que la ONPE está preparada para supervisar este tipo de procedimientos cuando corresponda.
La ONPE deberá ser notificada para fijar el mecanismo
Aunque la ley ofrece una guía clara, la responsabilidad inmediata recae en el partido político. Según Hartill Montalvo, la organización deberá notificar formalmente al órgano electoral central sobre la situación de empate. Una vez recibido el reporte, la ONPE determinará el mecanismo específico, el lugar y el modo en que se llevará a cabo el sorteo público para garantizar transparencia y legitimidad.
Esta etapa es crucial, pues permitirá responder a preguntas clave como:
¿Quién supervisará el sorteo?
¿Qué método exacto se empleará para garantizar imparcialidad?
¿Cuándo se realizará el acto público?
Mientras la agrupación cumple con los procedimientos formales, el escenario mantiene en suspenso a los simpatizantes de ambos precandidatos, quienes esperaban que las primarias definieran de inmediato a su representante. En su lugar, la disputa se traslada ahora a un acto de azar regulado por ley.
Un proceso electoral sin contratiempos
Más allá del empate, la ONPE informó que las primarias por delegados se desarrollaron sin inconvenientes en las organizaciones políticas participantes. El modelo, aplicado este año por primera vez bajo supervisión obligatoria, permitió una jornada ordenada y bajo estándares de control electoral.
En el caso de Salvemos al Perú, ambas fórmulas presidenciales lograron concentrar el respaldo necesario para quedar en primer lugar, pero ninguna consiguió superar a la otra, lo que desencadenó la actual situación de paridad perfecta. El resultado confirma que el sistema de delegados puede producir escenarios competitivos y cerrados, especialmente en partidos donde no existe una hegemonía interna marcada.
Un desenlace que podría marcar tendencia
Lo ocurrido con Salvemos al Perú abre un nuevo análisis dentro del proceso electoral: ¿podría repetirse un empate en otras agrupaciones?
Si bien es poco frecuente, la normativa fue diseñada para cubrir todos los escenarios, incluidos los más improbables. Hartill enfatizó que la ONPE está facultada para intervenir cuando se presenten casos similares y garantizar que la elección interna concluya bajo criterios democráticos y verificables.
Por ahora, la organización política deberá coordinar con el organismo electoral los detalles del sorteo, que deberá realizarse ante la presencia de autoridades, militantes y posiblemente medios de comunicación, dada la relevancia del caso. El resultado final definirá cuál de los dos aspirantes representará al partido en los comicios nacionales.
Ortiz vs. González: una disputa marcada por perfiles opuestos
El empate también ha visibilizado la confrontación entre dos perfiles distintos dentro de Salvemos al Perú. Antonio Ortiz representa un sector más tradicional y orgánico del partido, mientras que Mariano González, con experiencia al frente del Ministerio del Interior, encarna una figura técnica conocida por su rol en seguridad ciudadana durante el gobierno de Pedro Castillo.
La igualdad de votos refleja una división interna equilibrada, lo cual hace aún más simbólico el hecho de que el destino político del partido dependa de un procedimiento aleatorio. Este desenlace, aunque previsto por la normativa, muestra cómo los mecanismos democráticos pueden producir resultados inesperados en procesos altamente disputados.
Un cierre que dependerá del azar – y de la ley
Mientras la ONPE recibe la notificación formal, el partido deberá prepararse para un proceso que, aunque simple, tiene profundas implicancias políticas. El sorteo decidirá quién será la figura que lleve el nombre de Salvemos al Perú a la carrera electoral del 2026.
Lo único seguro, por ahora, es que la resolución llegará pronto. Y que, en esta ocasión, la política dependerá literalmente de una moneda al aire.