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El huaracino Víctor Rímac, 39, asegura que cada vez que logra una cima “siento el peso de la tierra en mis pies”. Pero este mes de abril, en su último intento de conquistar la cumbre del Annapurna (8091 m.s.n.m.) en Nepal, no lo logró.
A 100 metros de la cima tomó la decisión de “dar la vuelta para no arriesgar” porque consideró que no estaba bien aclimatado como para poder continuar. Aquí no es solo “la historia de una montaña”, dice Rímac, “es la historia de una vida. No era una decisión sobre la montaña, sino una decisión sobre mí mismo”. Mientras estaba descendiendo, una gran avalancha cobró la vida de dos experimentados montañistas, amigos suyos.
Annapurna, conocida como “La Montaña de la Muerte” era su décima cumbre de más de 8000 metros y junto al Nanga Parbat y el K2, definitivamente una de las más desafiantes.
Después de ese día, Rímac escribió en su cuenta de Instagram: “Por más poder que hayas juntado, no te pienses cordillera. Porque en la vida montañera, aquel que se cree muy grande parado al lado del Himalaya es un enano cualquiera”.
A pesar del revés, este huaracino ha demostrado ser el principal representante del montañismo peruano. Comenzó la temporada 2025 con una exitosa escalada del Aconcagua, el pico más alto de América. Aunque después de pasar este mes en el Himalaya Víctor Rímac volverá a casa, su meta de conquistar las 14 montañas que superan los 8000 metros de altura sigue en pie. Entre ellas tiene en la mira a Kanchenjunga, Nanga Parbat, Shisha Pangma y K2.
Hasta la fecha, su impresionante currículum incluye montañas icónicas como el Everest, Lhotse y Gasherbrum, experiencias deportivas que lo han consolidado como uno de los más destacados montañistas de su generación. n
