Pagina de agradecimientos

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Las últimas

    En la actualidad somos menos optimistas que antaño porque las ventas se han reducido a niveles impensables y muchas galerías han cerrado. Las pocas existentes trabajan arduamente para mantenerse activas y brindar exposiciones de buen nivel.
    No creo que esta feria alivie sus tribulaciones, pero sin duda ayudará a mantener la vigencia de un negocio que demanda externalidad.

    LA PLATA
    El objetivo de toda feria es económico, pero es indispensable reconocerle su capacidad de animación cultural que convoca a muchísimos curiosos a ver –y a dejarse ver– durante los cuatro días que permanece.
    Lamentablemente para muchas galerías peruanas no resulta rentable su participación. En la edición anterior algunas apenas pudieron pagar el alquiler del espacio, cuyo promedio en la Sección Principal bordea los 10 000 dólares.
    Esto ha hecho que salas importantes como Forum se hayan abstenido y otras hayan optado por recibir a los visitantes en su espacio. Pinta, compensa estas ausencias con el ingreso de nuevos vendedores de arte que están lejos de “posicionar a Lima como un epicentro clave del arte contemporáneo latinoamericano”, como pomposamente anuncia.
    A pesar de la presencia de buenas galerías internacionales, sus ventas suelen ser magras porque en el Perú se da prioridad a los artistas locales, y se suele omitir a las propuestas novedosas que traen desde el exterior.
    Un ejemplo de esas predilecciones y rechazos lo podemos encontrar en la novísima galería GATO, ubicada en una hermosa casona republicana en el mesocrático distrito de Breña, que ha apostado por obras fuera de la tradición local. Esa oferta cosmopolita, en el lugar menos adecuado, no augura que este gato logre alcanzar las siete vidas.

    Yerko Zlatar en Feria Pinta y Galería Puna.

    ORGANIZACIÓN
    Costa ha organizado muy bien esta empresa al dividir a la feria en varias áreas, buscar curadores eficientes, programar visitas y relacionarse con las distintas actividades que se están haciendo simultáneamente en la ciudad. Pinta se convierte de esta manera en un elemento multiplicador pues estimula a buenas exposiciones locales y también a miniferias en las cuales participan artistas que no tienen cabida en el evento central. Y es allí donde se encuentra uno de sus méritos.
    Considero positivo que haya secciones como Next, Radar Video Project y Special Projects que están fuera de la comercialización al uso. Sin embargo, hay una desconcertante ignorancia de algunos curadores extranjeros sobre la producción local. Me resulta difícil aceptar la omisión de artistas tan admirables como Antonio Páucar, Verónica Luyo y Alvaro Icaza, por ejemplo, a quienes no he podido encontrar en la página web del evento. ¿Y del otro lado, qué pasa con artistas mayores como Llona, Polanco, Wiese et al. cuya ausencia resulta chirriante?
    Estas son limitaciones de toda feria que contradicen su pretensión de divulgación cultural. Seamos realistas. En ella sólo exponen artistas representados por galerías que pueden asumir la renta.

    Casa Prado. Local de feria Pinta Lima.

    ¿QUIENES COMPRAN?
    ¿Los verdaderos coleccionistas necesitan de una feria para comprar? No lo creo. Ellos buscan lo posible, indagan en lo disponible, analizan las alternativas entre los nuevos y adquieren lo que mejor se adapte a sus preferencias. Ninguno espera un evento de esta naturaleza.
    El problema radica en que los “verdaderos coleccionistas” son muy pocos en el Perú y quienes acumulan arte van a las ferias a ver algún deslumbramiento que les pueda acomodar. Generalmente es una clase media alta, más –o menos– ilustrada, que quiere decorar con algún nombre prestigioso que dé estabilidad al estatus en el que se encuentra. Muchos los llaman esnobs, pero considero positivo su inconformismo –o inseguridad– y el interés que tienen en aprender.
    Creo que el mayor problema es el coleccionista extranjero. Sin él las posibilidades de expansión son imposibles. La proliferación de ferias es tan abrumadora que es muy difícil atraer a Lima a grandes inversionistas para incorporar arte peruano a su colección. Ese es el mayor reto al que se enfrentan hoy todas las ferias en América Latina y nosotros no somos la excepción.

    LOS CONVERSATORIOS
    Me resulta difícil comprender la programación de conversatorios en las ferias de arte. No sé si el pudor los lleva a darle una pátina de solemnidad a propósitos eminentemente comerciales.
    Estos foros se proponen como “un espacio reflexivo sobre las nuevas perspectivas del ecosistema artístico latinoamericano”, lo que resulta insufrible en un lugar donde la gente va a divertirse como en un mall donde hay arte en vitrinas que despierta curiosidad. Se podrán sorprender o aprender, rechazar o burlar, pero es lo usual en todo proceso iniciático.
    Por eso considero sobrantes esas “Charlas de Colección” orientadas a clientes institucionales (¿cuáles?) y a privados que difícilmente asistirán a ellas. Lo interesante es la galaxia de nombres reunidos como Sharon Lerner, Miguel López y Florencia Portocarrero.
    Ignoro la acogida de estos encuentros en Lima, pero mi experiencia en ARCO y Basel es que los asistentes difícilmente exceden las 15 personas salvo el caso de algún superstar que aquí no los hay. En Documenta, que no es una feria, ocurre algo similar.

    PRESENTACIÓN DE LIBROS
    El primero es “El icondicionado ocultamiento. The Rafael Hastings film project” que se unirá a la proyección de “We are not a family”. El libro coincide con la exposición del fallecido artista en ICPNA San Miguel. Participan Alberto Servat, José Carlos Mariátegui, curador y editor del proyecto, Yvonne von Mollendorff y Manongo Mujica.
    El otro libro tiene una presentación extemporánea. Ha sido publicado hace dos años a raíz de la antológica de Martha Vértiz. Tiene buenas reproducciones. Presentan Borka Sattler (?), Elsa Vértiz, Jorge Villacorta, y Livia Benavides.
    Hay un par de ediciones más que serán celebradas con cata de vino que, esas sí, confirman el carácter de festejo que debería tener la feria.

    (DES)BALANCE
    Se agradece la celebración de Pinta. Sin embargo, no logro comprender por qué la Asociación de galerías del Perú no organiza un evento similar. Tenemos los recursos, los espacios, las experiencias. El trabajo es endiablado, pero vale la pena. Sólo falta concertar voluntades y dinamitar los egos.

    8 ver

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