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El anuncio tomó por sorpresa a la opinión pública. El ministro de Defensa Walter Astudillo informó sobre la intención del gobierno de adquirir aviones para la Fuerza Aérea entre los cuales estaban considerados 24 de combate (20 monoplazas y cuatro biplazas), que son los que generaron mayor polémica. Otras compras en proceso ya venían proyectadas de tiempo atrás. Están en cartera y también en discusión: dos aviones Boeing 737NG a Canadá, que se prometió en su momento llegarían al país en diciembre de 2023, el primero, y este año el segundo, dos aviones de transporte italianos Alenia Spartan C-27J, de los cuales se adquirieron 4 durante el gobierno de Ollanta Humala y un grupo de helicópteros de búsqueda, rescate y salvamento (SAR).
Pero Astudillo redondeó la intención del gobierno con poco tino, generando una fuerte corriente de opinión en contra afirmando que sus opositores eran “traidores a la patria” y que existiría la intención de “potencias extranjeras” de bloquear las compras empleando, para dichos efectos, a sus voceros locales. Inconveniente polarización.
Que se requiere mejorar y repotenciar capacidades de las Fuerzas Armadas no hay duda. En los últimos años se perdieron varias capacidades adquiridas en décadas atrás, como vuelos de largo alcance, que toman forma en la actualidad de humanitarios (repatriación a connacionales), en caso de conflicto internacional o el traslado de vacunas y ventiladores mecánicos como lo hicieron otros países en plena pandemia.
Pese al desliz de Astudillo, y cierto país limítrofe que sabotearía sus anuncios, resulta contradictorio que por intermedio de Chile sean repatriados peruanos residentes en Líbano. De otro lado, los incendios por toda la región hicieron visible una inédita e innovadora capacidad de respuesta con aeronaves de la FAP, de ala fija y rotatoria, que incluyó el apoyo reciente a Ecuador.
Astudillo colocó varias vallas: los 24 aviones por adquirir serían nuevos de fábrica y algunos llegarían antes del fin del gobierno de Dina Boluarte (primer semestre de 2026). Lo concreto es que aún no se decide el tipo de avión por comprar. En cartera están tres opciones, Estados Unidos que ofrece el F-16 Block 70 de Lockheed Martin, Francia con el Rafale F-4 de Dassault y Suecia con el Gripen NG de SAAB. También está la propuesta de Corea del Sur de sus aviones KAI FA-50 “Golden Eagle” aunque de menor performance que las tres naves antes aludidas, pero los coreanos ya tienen un pie establecido en el Perú con la venta de aviones KAI KTI-P.
Sin la elección del avión tomada, ni la conformación de un comité especial de selección, y con el tiempo en contra, no son muy seguros los plazos prometidos por propia boca del ministro.
Fuentes del Ministerio de Defensa refirieron que el Rafale es el más caro de los tres por ser un bimotor con mayor costo de mantenimiento y operación, con lo que quedarían solamente en pie las otras dos alternativas. Dichas fuentes señalaron que la FAP simpatizaría con el sueco Gripen, aunque un exministro de Defensa señaló que era un avión aún no probado en combate. Otros exencargados de la cartera de defensa se pronunciaron de diversa forma (uno en contra, otro proponiendo adquirir otro tipo de material y finalmente uno que calificó su impopularidad).
La negociación y firma de contratos de esta clase de armamento, tan sofisticado y tecnología de punta, no se hace de la noche a la mañana por muchos factores y detalles (transferencia de tecnología, armamento, infraestructura en tierra de mantenimiento y soporte logístico, capacitación, etc.). Así, con un ministro sin adecuada comunicación para sustentar las compras, que le juega en contra, y una población justificadamente preocupada por el grave estado de la seguridad pública en el contexto de la oleada de crimen organizado nos azota es que se lanza esta propuesta cuyo costo, en términos financieros y políticos, es ciertamente muy alto para un gobierno como el de Dina Boluarte de tan escasa popularidad, pocos resultados de gestión y limitaciones que se notan todos los días.