Tras catorce años en el aire, “Rey con Barba” se despidió de Willax en medio de una atmósfera tensa y con silencios más elocuentes que los discursos. José Barba salió del set a la mitad del programa, dejando a Rafael Rey como único conductor en cámara. No hubo mayores explicaciones. Solo agradecimientos al canal y a su dueño, Erasmo Wong.
El detonante fue una disputa por el derecho a réplica. Durante meses, Rey criticó con insistencia al alcalde de Lima y precandidato presidencial, a quien acusó de populismo e incoherencia. Rafael López Aliaga pidió aparecer en el programa para responder, pero no se lo permitieron. El dueño del canal intervino personalmente para solicitar que se le otorgara ese espacio. Rey se negó, argumentando que no era periodista sino político. Curioso, pues en su editorial final habló del programa como “un espacio periodístico independiente”. La contradicción selló su salida. Wong, pragmático, decidió prescindir de un colaborador que se negaba a ceder en una regla básica de la libertad de expresión: el derecho a réplica.
Lo curioso es que López Aliaga, quien con frecuencia acusa a la prensa crítica de estar untada de “mermelada”, jugó un rol indirecto para terminar un espacio que venía, supuestamente, de su mismo espectro ideológico. Rey, por cierto, es como él parte del Opus Dei. En su cruzada por blindar su imagen, el alcalde tildó a ambos de ser “voceros de Odebrecht”.
Este episodio revela una de las piezas centrales del ajedrez político de López Aliaga: su capacidad para disciplinar incluso a los medios y actores que uno creería de su mismo bando.
LA DERECHA SIN KEIKO
A nivel estratégico, López Aliaga viene definiendo sus distancias. Pese a los gestos públicos del fujimorismo, una alianza con Keiko Fujimori está prácticamente descartada. A la retórica de “derecha mercantilista” que le endilga a Fuerza Popular, se suma un argumento táctico: sus propias encuestas internas perciben a Keiko como “floja” frente al electorado. “Toda la plata de Confiep iba a Keiko. Lo nuestro es una derecha, si quieres derecha extrema, cristiana”, ha dicho, marcando diferencias ideológicas y generacionales.
A diferencia de campañas anteriores, el liderazgo de López Aliaga busca proyectarse como una opción con sello doctrinario. En los últimos años, ha profundizado su definición político-religiosa con cursos de filosofía y teología. Cita con frecuencia la encíclica Rerum Novarum de León XIII –fundamento de la doctrina social católica– donde conviven ideas de justicia social con una defensa férrea de la familia como institución natural, ajena a la intervención del Estado, lo que engarza con el rechazo a políticas como la unión civil, la agenda LGTB+ y el enfoque (ideología para su lado del espectro) de género.
El riesgo para el país está en que esa estructura ideológica pueda desbordarse en debates identitarios. ¿Un gobierno de López Aliaga viviría en permanente disputa sobre aborto, minorías sexuales, baños trans o la educación sexual en colegios? Es una posibilidad si el guion se contamina con la lógica de polarización cultural que ensaya Javier Milei en Argentina, que para el caso de RLA incluye su guerra sin cuartel a los “caviares”. Peor aún, si se materializan propuestas tan peligrosas como el retiro del Perú del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, un candado clave contra el autoritarismo que en su momento incluso limitó los excesos del gobierno de Alberto Fujimori.


ALIANZAS PERSONALES
López Aliaga no oculta que busca sumar a sus filas a Carlos Álvarez, peleado con la combi electoral de País Para Todos. Queda claro que ya no podría ser candidato al parlamento como invitado, pues ese plazo se venció el 23 de diciembre pasado. Al comediante le ha ofrecido ser el “encargado de terminar con el terrorismo urbano”. “Es mi amigo, lo respeto y es el mejor cómico que tiene el país”, declaró antes a CARETAS.
La incorporación de Álvarez representaría una jugada simbólica: alguien con fuerte conexión popular que puede articular discurso emocional frente a una crisis de inseguridad en ascenso.
Y vuelve la cuestión: si se toman en cuenta las alusiones de personajes como Phillip Butters y Fiorella Molinelli sobre la identidad sexual del genial imitador, ¿cómo tomarían los aliados evangélicos de López Aliaga la sumatoria de Álvarez?
RLA no descarta la reconciliación con Butters, con quien viene enfrascado en una guerra mediática. Finalmente, sí están emparentados y la familia es sagrada. La tatarabuela del alcalde era la bisabuela del comunicador.
“Si Butters parte ahora el voto, será su absoluta responsabilidad”, advierte. “Yo le ofrecí tomar la alcaldía y que él tome la presidencia. No quiso. Sospecho de Fernán Altuve. Le ofrecí todo el apoyo de la familia. Y tengo evidencia directísima de gente que ha pagado plata para ser alcalde en Avanza País. No confío en Avanza País”.
Distinto ha sido el desenlace con Hernando de Soto. Aunque las relaciones personales se han recompuesto –“hay una buena relación recuperada”, afirman desde ambas tiendas– las negociaciones no prosperaron. Trascendió que las demandas del economista fueron excesivas para los cálculos del líder de Renovación Popular. Aun así, López Aliaga reconoce su expertise en minería y lo vincula a su propia narrativa de lucha contra la minería ilegal y la informalidad.
Más allá de las adhesiones personales que puedan darse, queda cada vez más claro que no habrá una alianza partidaria. Dice que buscó aliarse desde hace tres años con otros como Carlos Añaños, pero hoy Porky busca comerse a la derecha él sólo.


DISCURSO EN CONSTRUCCIÓN
Con ese panorama al frente, es notorio que López Aliaga ha desplegado en las últimas semanas un lenguaje más técnico y menos confrontacional. El pasado lunes 9, en su intervención por el Día del Ingeniero en el Colegio de Ingenieros del Perú, sorprendió al exponer con pericia sobre proyectos de energía, agricultura, minería, pesca, turismo, acuicultura y reforestación.
Uno de los modelos de gestión que presenta como emblema de eficiencia para el sistema de Salud es el de los nuevos Hospitales de la Solidaridad. “He encontrado la solución efectiva y rápida”, afirma. El modelo consiste en alquilar clínicas privadas en desuso o con infraestructura intermedia, hacerles un upgrade, e integrarlas al sistema municipal de salud. Se trata de un esquema tipo Asociación Público-Privada, en el que “los médicos experimentados capacitan a los jóvenes, se cobra una tarifa social y el truco está en volumen y precio barato”.
Según el alcalde, el sistema ya muestra superávit: “Solidarios tienen más de 100 millones de soles de ganancia por año. El Estado no tiene por qué construir cuando puede alquilar, usar y administrar con criterios de eficiencia”.
Otra bandera programática del también líder de Renovación Popular es su propuesta de reducción drástica del tamaño del Estado, con una burocracia multiplicada por 5 en 20 años, para llegar a un millón de funcionarios públicos, aparte de policías, militares, personal de salud y maestros. En su visión, la pobreza está directamente ligada a la ineficiencia burocrática y al gasto improductivo. “Una burocracia del carajo”, sentencia, criticando en el municipio ediciones de libros “que nadie lee”, consultorías millonarias y basura recolectada a precios inflados. Su propuesta concreta: reducir el número de ministerios a seis, eliminar consultorías, tercerizaciones sin valor agregado y establecer indicadores de eficiencia en toda gestión pública.
“Tenemos que hacer una cirugía mayor. Solo se queda lo que me da valor añadido. Órdenes de servicio, cero. Consultorías, cero. El que venga a medrar, se va. Eso se acabó. Hay que aplicar KPI. Eficiencia, resultados”, afirma. Su propuesta de gobierno no excluye la obra pública, pero la redirecciona: “Si los impuestos son para hacer obra, prefiero que las grandes empresas los paguen con una irrigación en la sierra o un aeropuerto, bajo obras por impuestos con supervisión triple A”.

LA PRUEBA DEL TREN
A la par de su estrategia política, López Aliaga intenta convertir su gestión como alcalde en su principal activo electoral. La apuesta por los trenes Caltrain es uno de sus emblemas: trenes diésel de más de 40 años adquiridos desde San Francisco, que han generado críticas por su antigüedad, pero que él defiende con una lógica de urgencia y aprovechamiento de infraestructura.
“Tenemos trocha estándar, arcos medidos, y una sola vía. Pero la gran demanda viene de la parte alta hacia Lima”, argumenta sobre la ruta Lima-Chosica. El plan contempla viajes reversibles entre Chosica y Desamparados en horas punta, con acceso a Monserrate mientras se resuelve el tramo Callao. Los trenes salen desde Estados Unidos desde el 20 de este mes.
Si el sistema se pone en marcha y logra aliviar la presión sobre Lima Este, será una victoria tangible. Pero el reto mayor no está solo en los rieles, sino en demostrar si su candidatura puede mantenerse fuera del fanatismo, el dogma o la revancha. (Enrique Chávez).
