LA Torre Reloj del Parque Universitario fue un regalo de la comunidad alemana en el Perú cuando, en 1923, se cumplió el primer centenario de nuestra independencia.
Desde hace siete meses un equipo multidisciplinario perteneciente a la subgerencia de operaciones de PROLIMA está realizando un trabajo de restauración integral de la torre. Entre los expertos hay restauradores y escultores de la Escuela de Bellas Artes, de la Escuela Quispe Tito de Cusco, de la Universidad Mayor de San Marcos y de la Escuela Superior de Restauración “Escuela Taller de Lima”.
Carlos Saldarriaga, coordinador de Restauración de la subgerencia de Operaciones en el Patrimonio Cultural Histórico Paisajístico y Arqueológico de PROLIMA se graduó en la primera promoción de la Escuela Taller de Lima y recuerda que, en los años 90, durante la gestión de Alberto Andrade, se hicieron algunos trabajos, pero solo para hacer funcionar el reloj. “Yo trabajaba en la Casona de San Marcos y nunca escuché el himno nacional”, señala.

Otro personaje clave en la restauración de este reloj mecánico, y de alta precisión de marca JUNGHANS, es el relojero Luis Enrique Sisniegas Phoco. Desde hace 14 años, él se encarga de ir, “dos a tres veces por semana”, a darle cuerda de manera manual.
Sisniegas cuenta que Javier Valverde, fue el antiguo encargado: “Estuvo años, pero por la edad se retiró ya que para mantener este tipo de relojes hay que subir por pequeñas y empinadas escaleras”. Su padre heredó el trabajo, pero al poco tiempo, en 2011, lo llamaron a él porque se había roto una pieza y necesitaban alguien que tuviera los conocimientos necesarios para hacer la reparación. Desde esa fecha “vengo trabajando ininterrumpidamente”, dice con orgullo.
La restauración de este monumento estilo Neoclásico es una conquista más en favor de la ciudad y gracias a que finalmente, en 2019, se aprobó el Plan Maestro del Centro Histórico de Lima elaborado por PROLIMA. Gracias a este trabajo continuo, hasta la fecha se han logrado restaurar un promedio de 50 monumentos, entre grandes y pequeños, y algunas fachadas. El arquitecto Luis Martín Bogdanovich, Gerente de PROLIMA, comenta que, después de restaurar en 2024 el Panteón de los Próceres, “estaba pendiente recuperar la Torre Reloj”.

En esta restauración lo más nocivo fueron las infinitas capas de pintura que no comprometían la estructura de la torre, pero sí su apariencia. Haciendo calas estratigráficas se han encontrado varios murales originales como “unos querubines en el contorno del reloj”, dice emocionado Bogdanovich. Las infinitas capas de pintura –solo en la cúpula de cobre había nueve– han sido retiradas utilizando métodos mecánicos y químicos que no dañan la superficie original del material.
Asimismo, con procesos de restauración y conservación se ha intervenido toda la carpintería metálica del monumento y su cúpula. Finalmente, en lo más alto de la Torre Reloj, a partir de fotografías históricas, se ha diseñado la reposición de elementos decorativos como una veleta y un anemómetro que permite medir la velocidad del viento. (Diana Ziler).
Reloj de Péndulo
Marca alemana JUNGHANS. Consta de tres pesas de plomo (150 k) unidas a tres tambores de hierro dúctil con engranajes de acero bonificado y bronce zafirado. Cada tambor pesa aproximadamente 100 k. Las campanas tocan cada cuarto de hora (14 min, 29 min, 44 min, 59 min) y el himno nacional del Perú suena a las 8:00; 12:00; 18:00 y 00:00 horas. Este proceso requiere del uso de 16 combas de hierro dúctil y brazos de bronce con ejes de acero bonificado. Son 11 campanas (4 pequeñas, 4 medianas y 3 grandes) que suman un peso aproximado de dos toneladas y que son guiadas por un tambor musical, con su barra de partitura entrelazada con 16 cables de acero de 1 mm. Al reloj se le da cuerda de manera manual.