Desde niña, Ariana Morales León (19) soñó con incorporarse a la Marina Mercante. Nunca pensó que su paso por la Escuela Nacional de Marina Mercante “Almirante Miguel Grau” (Enamm) se convertiría en una pesadilla que la llevaría a replantear su proyecto de vida.
Tenía 18 años recién cumplidos cuando ingresó a la escuela, luego de pasar ocho meses en la pre Enamm. Era diciembre del 2023. Pero los problemas vendrían en marzo de este año, cuando empezó a recibir una serie de sanciones por faltas leves, acumulando 39 en poco más de un mes.
“A veces era por mi descuido, porque me confiaba y otras veces por falta de tiempo”, reconoce la ex aspirante a cadete, quien recibió a CARETAS en su casa en Huarmey.
Morales dice que fueron dos cadetes femeninas quienes la habrían escogido como el blanco de sus maltratos, aunque ellas no fueron las únicas en sancionar a la ex aspirante. De hecho, cada una la castigó en tres ocasiones. Las 33 penalizaciones restantes fueron dadas por otros cadetes y oficiales.
Según la joven, estas cadetes no habrían respetado el descanso médico que se le había otorgado por una lumbalgia leve, que empeoró a causa de los ejercicios que le ordenaban hacer, ni le habrían proporcionado la dieta blanda que requería por recomendación de un gastroenterólogo.
No obstante, desde la Enamm sostienen que ellos no cuentan con un médico de esta especialidad entre su personal y sostienen que la nutricionista de la escuela cumplió con disponer que se le dé la dieta blanda durante un mes. Pero dicen que ella comía otras cosas porque su dieta no le gustaba.
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En la escuela la recuerdan como una alumna con un desempeño “de regular para abajo”. Ciertamente, su registro de notas evidencia un buen desempeño en actividades culturales (17), Filosofía y Lógica (16), e Inglés (15), y malas notas en Comprensión y Producción de Lenguaje (10), Geografía Marítima (8), y Matemática Básica (10). Si desaprobaba tres cursos iba a ser expulsada de la Enamm.
A finales de abril, Ariana se va a dormir sin pesar que esa noche marcaría el inicio del final de su paso por la escuela. La ex aspirante cuenta que, en la madrugada, siente como una persona entra al camarote y la asfixia con una almohada. Solo cerró los ojos y lloró de miedo hasta quedarse nuevamente dormida unas horas más tarde.
“Estaba en shock, no sabía si pedir ayuda o guardármelo, porque ya no podía confiar en nadie”, recuerda.
Pero lo peor vendría después. A los días y nuevamente en la madrugada, siente que dos personas -a quienes identifica como mujeres- entran al camarote. Momentos después, siente que una de ellas le toca los senos por debajo de la ropa, ocasionándole miedo e impotencia. En ese momento decide abandonar la escuela.
Ariana se escuda en la lumbalgia que sufría para pedir y firmar su baja. No le dijo a nadie lo que le había pasado. Ni a sus padres, ni a las autoridades de la escuela. “Esta carrera era un sueño de niña. Irme así me duele”, asegura haberle dicho al director.
Un informe psicológico realizado después del hecho determinó que la joven no tenía una “buena valoración de sí misma” y que padecía de reacciones ansiosas al recuerdo de lo que le tocó vivir.
Los directivos de la Enamm concuerdan en que Morales nunca les informó acerca de los tocamientos indebidos que había sufrido y sostienen que, tras una investigación, no se encontraron indicios de que la ex aspirante a cadete hubiese sido víctima de hostigamiento.
Como sea, los presuntos tocamientos que habría sufrido la joven serán materia de investigación, ya que tanto ella como los padres adelantaron a este medio que presentarán la denuncia correspondiente.