La madrugada del 17 de septiembre, la inseguridad ciudadana en Ventanilla volvió a quedar en evidencia tras un violento ataque perpetrado en el Callao. En el pasaje Esmeralda, urbanización Copemar, un sujeto disfrazado de repartidor de delivery abrió fuego contra dos hombres que se encontraban limpiando sus mototaxis.
El saldo del atentado fue trágico: un hombre muerto y otro gravemente herido, quien permanece hospitalizado con pronóstico reservado. Según testigos, el atacante llegó simulando ser un repartidor para aproximarse a sus víctimas, desenfundó un arma de fuego y disparó repetidamente antes de huir en motocicleta.
Víctima identificada como ‘Gordo Kenny’
Fuentes policiales confirmaron que la víctima mortal fue Kenny Peter Campos, de 32 años, conocido en la zona como ‘Gordo Kenny’. El joven, vinculado a la actividad de mototaxista, falleció en el lugar de los hechos tras recibir varios impactos de bala.
El segundo hombre atacado logró sobrevivir y fue trasladado de urgencia a un hospital de la jurisdicción. Su estado de salud es crítico y aún no se ha revelado su identidad. La Policía Nacional del Perú (PNP) encontró al menos nueve casquillos de bala, lo que demuestra la ferocidad del ataque.
Ola de violencia en el Callao
El Callao, conocido como la provincia constitucional, viene enfrentando un alarmante incremento de delitos violentos. El uso de sicarios en Ventanilla y en otras zonas chalacas se ha convertido en un patrón recurrente, vinculado al accionar de bandas criminales y mafias organizadas.
En los últimos meses, vecinos han denunciado que diversas organizaciones dedicadas a la extorsión, cobro de cupos y ajustes de cuentas utilizan motocicletas y el disfraz de repartidores para cometer homicidios en plena calle. Este nuevo crimen se suma a la lista de asesinatos por encargo que mantienen en zozobra a la población.
Investigación en curso
Agentes de la División de Homicidios de la PNP y peritos de criminalística trabajan en el análisis de la escena. Se han recogido los casquillos de bala y se revisan las cámaras de seguridad cercanas con el fin de identificar la ruta de escape del sicario.
De acuerdo con fuentes policiales, no se descarta que el crimen esté relacionado con un ajuste de cuentas. El alias de la víctima, ‘Gordo Kenny’, sería una pista para determinar sus vínculos. El caso también podría estar ligado a disputas entre organizaciones criminales por el control de territorios en el Callao.
¿Qué revela este ataque sobre la inseguridad en Ventanilla?
Este atentado abre nuevamente el debate sobre el avance del sicariato en el Perú. La modalidad de asesinos en motocicleta que se hacen pasar por delivery es cada vez más frecuente, lo que demuestra la falta de control y regulación sobre estas actividades. Además, el uso de zonas residenciales para cometer los ataques expone el nivel de impunidad con el que operan las mafias.
El ataque en Ventanilla revela que el hacinamiento carcelario, la debilidad de la inteligencia policial y la ausencia de patrullaje preventivo están permitiendo que estas organizaciones criminales expandan su poder en los distritos chalacos.
Preocupación vecinal
Los vecinos de la urbanización Copemar han manifestado su temor, pues aseguran que los ataques armados en el Callao ya no se limitan a la noche, sino que ocurren a plena luz del día. Además, denuncian que las calles se han convertido en un terreno libre para las bandas, que utilizan motocicletas para ingresar y salir rápidamente de la zona tras cometer sus crímenes.
La población exige mayor presencia de la Policía Nacional y del serenazgo, así como acciones concretas contra la proliferación de mototaxis informales y el uso de aplicativos de delivery como fachada para delitos.
Respuesta de las autoridades
Hasta el momento, el Ministerio del Interior no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre este nuevo asesinato en Ventanilla. Sin embargo, fuentes cercanas al despacho confirmaron que se reforzará el patrullaje en los puntos más críticos del distrito.
En paralelo, la Fiscalía del Callao ha iniciado diligencias preliminares para esclarecer los móviles del ataque y determinar si las víctimas tenían antecedentes policiales o estaban siendo amenazadas previamente.
Un patrón que se repite
Este crimen se suma a otros ocurridos recientemente en diferentes distritos del Callao y Lima Metropolitana, donde los sicarios motorizados han tomado las calles como su escenario de operaciones. El disfraz de repartidor, con mochilas de delivery, se ha convertido en un recurso habitual para acercarse a las víctimas sin levantar sospechas.
La facilidad con la que estos sujetos actúan evidencia la necesidad de políticas de seguridad más firmes, así como la urgencia de regular el sector de mototaxis y servicios de delivery, que en muchos casos se encuentran bajo el control o infiltración de bandas criminales.