PJ recuperó para el Estado terrenos de Proyecto Chavimochic adquiridos por exfuncionario Augusto Miyagusuku

La sentencia fue expedida por la Sala de Apelaciones Transitoria en Extinción de Dominio con sede en Lima, que dispuso la transferencia de los bienes al Programa Nacional de Bienes Incautados (Pronabi).

por Edgar Mandujano

El Poder Judicial ratificó la decisión judicial de transferir al Estado la titularidad de dos terrenos adquiridos, en 1998, en forma irregular por el expresidente del directorio de la disuelta compañía de seguros Popular y Porvenir, Augusto Miyagusuku Miagui, en el Proyecto Especial Chavimochic, Virú, La Libertad.

Se trata de los lotes 7B-II de 1018.40 hectáreas y DB5-III de 128.40 hectáreas, adquiridos por 1 millón de dólares y 140 001 dólares, respectivamente, el 31 de julio de 1998 por Miyagusuku Miagui. Los inmuebles están ubicados en el sector III de la primera etapa del citado proyecto.

Luego, de acuerdo con el fallo judicial, el 7 de noviembre de 2000, Miyagusuku Miagui vendió el lote 7B-II a la empresa Leche Gloria a un precio menor del que lo adquirió, a 200 000 dólares, y, posteriormente, esta compañía lo vendió a la empresa Camposol S. A., a 650 000 dólares.

Asimismo, el lote DB5-III, adquirido inicialmente en 1998 a 140 001 dólares, fue vendida a la empresa Agro Depot S. A. el 26 de agosto de 2004 a solo 20 000 dólares y, esta, después la vendió a la compañía Arato Perú S. A., el 22 de julio de 2011, a 200 000 dólares.

En su resolución, la Sala sustenta el origen ilícito de la adquisición de los terrenos, entre otros medios, en un testimonio del exasesor Vladimiro Montesinos, quien declaró ante la Fiscalía de la Nación, el 11 de julio del 2001.

“(…) Hay un fundo que se compra en el norte, en Chavimochic, para cuya adquisición el declarante le pagó 800 000 dólares a Miyagusuku en presencia de Absalón Vásquez y del propio Fujimori”, dijo Montesinos en ese entonces.

Respecto a las empresas que argumentaron ser adquirientes de buena fe, el tribunal señala que estas compañías son de gran trayectoria y realizan transacciones de gran envergadura, por lo que estuvieron en la capacidad y el deber social de asegurarse que el bien que adquirían no estaba maculado; sin embargo, no lo hicieron.

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