En zonas alejadas de la costa, sierra y selva del Perú, madres profesionales y voluntarias del Programa Nacional Warmi Ñan del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) continúan atendiendo a mujeres víctimas de violencia, incluso durante el Día de la Madre. Con vocación y compromiso, trabajan para prevenir y enfrentar este grave problema social en sus comunidades.
Desde Jauja, la trabajadora social Marilee Benito Gil lleva ocho años combinando su labor profesional con su rol como madre. Acompañada por su familia, recorre lugares remotos como Monobamba y Rondayacu para brindar orientación y asistencia. “Cuando una mujer supera la violencia, también lo hace su entorno”, afirma con convicción.
En Cusco, Rocío Yapaza, abogada del Servicio de Atención Rural en Livitaca, presta asesoría legal a mujeres de 15 comunidades nativas. Con el apoyo de su pareja, equilibra su vida familiar y su propósito de acercar la justicia a quienes más la necesitan. Mientras tanto, en Juliaca, Ana Calizaya brinda apoyo emocional y orientación en quechua y aimara, promoviendo la autonomía económica como herramienta clave frente a la violencia.
Estas mujeres representan a las decenas de madres que conforman el programa Warmi Ñan, un esfuerzo articulado del MIMP que no se detiene ni en feriados. La labor continúa este domingo 11 de mayo, Día de la Madre, y ante cualquier caso de violencia, se recuerda que la Línea 100 y los Centros Emergencia Mujer siguen funcionando con normalidad.