La violencia y la inseguridad siguen azotando las calles de Lima, a pesar de los esfuerzos del gobierno por implementar estados de emergencia y aumentar la presencia policial. La última víctima de esta ola de violencia es Liz Ramos Quispe, una joven que lucha por su vida en el hospital de Ate después de ser atacada por delincuentes con 15 disparos la mañana del miércoles 22 de enero.
El ataque ocurrió en un momento en que Liz se encontraba a bordo de su automóvil en un lugar público, sin mediar palabra ni provocación alguna. Los delincuentes, que aún se encuentran en paradero desconocido, dispararon contra ella sin piedad, dejándola gravemente herida.
La noticia del ataque a Liz ha generado consternación y rabia en la comunidad, que exige respuestas y soluciones para poner fin a la violencia que azota la ciudad. La familia de Liz ha lanzado un llamado desesperado para que se haga justicia y se encuentren a los responsables del ataque.
Mientras tanto, Liz se debate entre la vida y la muerte en el hospital de Ate, rodeada de su familia y amigos que oran por su recuperación. Su caso es un recordatorio cruel de la violencia que sigue presente en las calles de Lima, y de la necesidad de tomar medidas urgentes para proteger a los ciudadanos.
La pregunta que todos se hacen es: ¿qué pasa con la seguridad en Lima? ¿Por qué, a pesar de los esfuerzos del gobierno, la violencia sigue siendo un problema endémico? ¿Qué se puede hacer para proteger a las víctimas como Liz y garantizar que los delincuentes sean llevados ante la justicia?