Lima, la ciudad milenaria

La capital de Perú fue habitada por diversas civilizaciones y actualmente este patrimonio plantea retos para convertirlos en espacios públicos.
En la exposición, que va hasta el 19 de noviembre, se ha georreferenciado, por primera vez, 447 huacas existentes en Lima Metropolitana.

Lima es la única capital en América Latina con una continuidad arquitectónica de cuatro milenios y una de las ocho en el mundo. Las huacas nos indican que tenemos un pasado milenario y el cual coexiste con la ciudad e interactúa con Lima contemporánea.

La exposición ‘En Reserva, 4 000 años de arquitectura y urbanismo en Lima’, en el Museo del Banco Central de Reserva (Jr. Lampa 474, Lima), es una reposición de la participación peruana en Bienal de Arquitectura de Venecia en el 2018 donde la curaduría estuvo a cargo de las arquitectas Marianela Castro de la Borda y Janeth Boza, y del periodista Javier Lizarzaburu, creador del movimiento Lima Milenaria.
En la instalación, que va hasta el 19 de noviembre, se ha georreferenciado por primera vez las 447 huacas oficialmente registradas hasta el 2014. Desde esa fecha hasta ahora se han identificado otras 150.

Para los curadores de la muestra estas huacas son espacios vivos que albergan aprendizajes esenciales para diseñar los territorios del futuro y a través de esta exposición intentan poner en valor estas edificaciones.

Fotografía de Gonzalo Cáceres del Santuario Arqueológico de Pachacamac.

Pedro Mendoza, director del Complejo Arqueológico Mateo Salado, señala que poner en valor estas huacas “es un proceso lento porque no trabajamos meramente con un objeto, sino que trabajamos con las sociedades que cambian, son complejas y heterogéneas’”. Para que la comunidad se inserte en esa conversación es un proceso bastante complicado. “Sobre todo, porque en Lima tenemos una alta heterogeneidad social donde hay distintos puntos de vista y distintos intereses”.

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Lima simboliza una sucesión de ciudades y por lo general lo que ha sucedido es que la ciudad nueva niega a la anterior. Incluso en tiempos prehispánicos que hubo desmantelamiento del patrimonio arqueológico. En tiempos de la conquista Francisco Pizarro negoció con Taulichusco, el último curaca del valle del Rímac, y sobre un adoratorio inca se construyó la catedral. En tiempos más recientes, en la década del 50, el Hospital Rebagliati fue construido sobre una huaca gigantesca. Y como vemos cuando un sitio se pierde, se pierde todo y para siempre.

Existen esfuerzos para poner en valor estos espacios de origen prehispánico, muchos de ellos vienen de la sociedad civil. Activa la Huaca o Huaca Fest en Maranga son dos de ellos, dirigidos por Rosabella Álvarez Calderón, y donde se combinan la investigación del patrimonio urbano y prehispánico con educación y activismo.

Cada uno de estos nudos en algodón orgánico representan una huaca de Lima metropolitana.

Un buen ejemplo de lo que se puede hacer con una huaca es lo que sucedió con la Huaca Pucllana, en Miraflores. Su recuperación comenzó en 1968 y han pasado más de 50 años para ver hoy los resultados. Pero esto definitivamente no es posible replicarlo en los diferentes distritos de Lima porque la necesidades o realidades varían.

Hay que pensar que las huacas son activos urbanos y buscar la manera de articular estos activos patrimoniales ya que como dice Pedro Mendoza “no son agüeros negros”. Por algo, a través de los siglos los habitantes han ocupado esos espacios que cumplieron una función y generaron un sentido que les dio valor. Lo que toca ahora es generar curiosidad e interés a los limeños para, entre otras cosas se proteja la memoria.

No hay duda que existen diferentes maneras de crear algunos proceso para recuperar lugares. Estos tienen que ver con diálogos, aunque hay cientos de posibilidades. Lo importante es reconocer cuál es el camino para trazar una mejor ciudad a través de una cocreación o cogestión.

Actualmente, la mayoría de las 600 huacas, no tienen sentido para los limeños porque carecen de información y por ende no les dan valor. Para evitar que el pasado se siga destruyendo, lo que se debe hacer es que las personas visiten las huacas cercanas a sus casas y así se vaya generando un vínculo. Esto inclusive, permitirá que sus predios aumenten de valor en el mercado y por otro lado se podrá construir ciudad y patrimonio.