La memoria fundacional de las ciudades

Escribe: Javier Lizarzaburu | La reciente celebración de los 490 años de la fundación española de Lima desató viejas y conocidas divisiones. ¿Cómo celebran otras ciudades a sus fundadores? ¿Se trata de una tradición común? Javier Lizarzaburu, creador de la campaña Lima Milenaria, se hizo esta pregunta y salieron algunas respuestas.

por Diana

Don Francisco Pizarro ha regresado. Con espada y a caballo, parece dispuesto a conquistar Lima nuevamente y, como en la Isla del Gallo, a separar lealtades entre unos y otros. Por suerte, esta “batalla” se libra principalmente en redes sociales, donde hay de todo: heridos, sangre virtual, mares de opiniones y, muchas veces, poca información.

De hecho, los comentarios en plataformas como Facebook son un testimonio valioso. En uno de ellos, que nos abre la puerta a este artículo, un “pizarrista” respondía airado: “¡Cómo se te ocurre! ¡Toda ciudad que se respeta recuerda a sus fundadores!, y al leerlo sentí como si con esa frase marcaba una línea invisible sobre la arena. Eso me hizo preguntar si realmente todas las ciudades recuerdan a sus fundadores.

Ámsterdam y Glasgow

Vivo en los Países Bajos, así que primero miré el caso de Ámsterdam, que el 27 de octubre celebrará 750 años. La historia considera a Floris V, Conde de Holanda, la figura asociada a este hecho porque un 27 de octubre firmó un «privilegio de peaje», donde se mencionó por primera vez a Ámsterdam. Y eso sería todo. Su papel histórico no figura en las actividades programadas.  

Otro ejemplo interesante es Glasgow, que a lo largo de este año celebrará 850 de existencia. Ahí asumen que su fundador fue San Mungo, porque estableció una comunidad religiosa en el siglo VI, a partir del cual creció la ciudad de hoy. Pero ni Ámsterdam ni Glasgow, ni otras ciudades europeas, celebran activamente a sus fundadores. La excepción, por supuesto, es Roma, que suele recordar a los míticos Rómulo y Remo.

Según el mito romano, los hermanos gemelos Rómulo (24 de marzo de 771 a. C.-5 o 7 de julio de 717 a. C.)1​ y Remo (24 de marzo de 771 a. C.-c. 21 de abril de 753 a. C.) fueron los fundadores de Roma. (Foto: Lupa Capitolina – MC 1181)

El guiño europeo

El tema de la memoria de las ciudades puede generar impasses o suspicacias, dependiendo de cómo se gestione. En Europa, especialmente, tal parece que la actitud ha sido la de hurgar un momento en el pasado, mientras más antiguo mejor, desde donde empezar a contar su historia – una tradición que empieza en el siglo 19.

En casos como los mencionados no hay un fundador ni una fecha específica, sino algún evento o personaje mítico del pasado que les permita reclamar continuidad sobre el territorio. Es como si Lima hubiera decidido empezar a contar su historia desde los vestigios de la ciudad de Maranga/Parque de las Leyendas, hace unos 2000 años. Por lo menos la arqueología tiene la evidencia.

Lo cierto es que las celebraciones en Europa suelen hacer hincapié más en hitos históricos y culturales que en figuras individuales.  Así, buscan reflejar una identidad colectiva en un continente que ha vivido de todo: invasiones, guerras, conflictos religiosos, y más guerras.

En el 2019, la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Colombia fue derribada por un grupo de manifestantes, tras un proceso de consulta ciudadana. Dos años después la estatua fue traslada al Museo de Bogotá. (Foto: RADIO BLU)

América Latina, una excepción

En esta región del planeta, el caso es diferente. Las capitales latinoamericanas fueron, en su mayoría, fundadas por conquistadores provenientes de los reinos hispánicos a partir del siglo XV.  En general, sin embargo, lo hicieron sobre lugares que ya existían, con población indígena.

Y aunque las capitales tienden a recordar a sus fundadores de distintas maneras, en los últimos años estas miradas han venido evolucionando. Desde Ciudad de México hasta Buenos Aires, se ha visto resurgir movimientos que cuestionan las versiones tradicionales de la conquista.

Tres casos

En Bogotá, un grupo indígena derribó en 2019 la estatua del fundador, Gonzalo Jiménez de Quesada, que se erigía en la Plaza de Armas. Tras un proceso de consulta ciudadana, en 2021 se decidió trasladarla al Museo de Bogotá.  

En Buenos Aires, que tuvo dos fundaciones, el análisis crítico revisa el papel de los colonizadores en el exterminio de la población indígena local. Aun así, el monumento a su primer fundador, Pedro de Mendoza, no es una representación militarista ni triunfalista de ese proceso.

En Santiago, la sencilla estatua ecuestre de Pedro de Valdivia en la Plaza Mayor fue también objeto de intervenciones en el contexto del llamado Estallido Social de 2019, que conllevó la afectación de más de 400 monumentos en todo Chile, muchos de ellos dedicados a los conquistadores. Incluso los recientes hallazgos arqueológicos han empezado a resquebrajar la narrativa fundacional de la ciudad, sugiriendo que Santiago se levantó sobre una ciudad inca.

En el parque Xicoténcatl, en la alcaldía de Coyoacán, en la colonia San Diego Churubusco, en México se puede ver este Monumento al Mestizaje. Es la única estatua en ese país donde está Hernán Cortés, la Malinche y hasta hace poco el hijo de ambos. Según señala, Martín Cortés, que fue sustraído de manera misteriosa hace ya algunos años (2013).

Dos ciudades clave

Pero si queremos hacer una rápida evaluación en el continente, tendríamos que decir que entre todas las ciudades latinoamericanas, dos que cuentan con un legado prehispánico de dimensiones considerables son Ciudad de México y Lima. En la primera, Cortés no es bienvenido en sus celebraciones.

La única estatua que existe de él está ubicada en un pequeño parque fuera del área del centro histórico y es conocido como el Monumento al Mestizaje. Ahí se representa a un Cortés recostado, junto a su mujer indígena, Malinche, o Malintzin, y el hijo de ambos, Martín. Parece más una escena familiar, si no fuera por el león y el águila a lado del grupo.

La ciudad empieza a contar su origen en 1325, posible fecha de la fundación mexica de Tenochtitlán – decisión que se tomó en los años del 30 del siglo 20. Eso quiere decir que este año celebrarán 750 años desde su origen indígena, sin negar el proceso colonial iniciado por Cortés.

La Lima de Pizarro

Y tenemos Lima. No existen muchas ciudades que rindan homenaje a su fundador de la manera que lo hacen aquí. En el concierto de ciudades, la nuestra se acerca más a una excepción. Por ahora, el 18 de enero parece más una celebración al fundador que a la ciudad misma y las muchas historias que esta puede contar.

En un mundo que no deja de evolucionar, cada vez más las ciudades buscan reinventarse, abrazando su diversidad y riqueza cultural. Lima tiene una oportunidad única. Con una historia milenaria que trasciende la figura de un solo fundador, esta puede redescubrirse como un símbolo de continuidad y celebrar las miles de manos que la han construido a través del tiempo.

Al final, es la historia colectiva la que le da sentido a cualquier ciudad.

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