La madrugada del sábado, la ciudad de Huánuco fue escenario de una fuga que expuso nuevamente las debilidades en el sistema penitenciario. Oswaldo Milton Jaramillo Inga, sentenciado por tenencia ilegal de armas y agresión contra las mujeres, logró escapar del Hospital Regional de Contingencia Hermilio Valdizán, donde permanecía internado bajo custodia policial. La alerta fue confirmada por el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) a través de un comunicado oficial.
Según las primeras pesquisas, el interno no habría actuado solo. Dos cómplices, vestidos de enfermeros, ingresaron al hospital y facilitaron la fuga. Este modus operandi, con apariencia de asistencia médica, plantea serias interrogantes sobre la vigilancia en los establecimientos penitenciarios y sanitarios donde permanecen reclusos bajo tratamiento.
¿Quién es el reo fugado?
Jaramillo Inga cumplía condena en el penal de Huánuco, pabellón N.° 03, donde enfrentaba dos sentencias: siete años de prisión por tenencia ilegal de armas y nueve años por agresión contra un miembro de su familia. Su perfil, vinculado a delitos violentos, ha encendido las alarmas entre las autoridades locales, que temen una posible reincidencia delictiva en la región.
La noticia generó preocupación entre la ciudadanía, que demanda mayores garantías de seguridad y control sobre los internos que reciben atención médica fuera de los penales. La fuga ocurre además en un contexto de incremento de la criminalidad en el centro del país, donde bandas organizadas aprovechan vacíos en la vigilancia estatal.
Respuesta del INPE y la Policía
El INPE informó que ya coordina con la Policía Nacional del Perú (PNP) para desplegar un cerco de búsqueda en distintas zonas de Huánuco. El objetivo inmediato es recapturar al interno antes de que logre salir de la región.
Paralelamente, se notificó al Ministerio Público, que inició las investigaciones correspondientes. La Fiscalía deberá esclarecer si hubo complicidad interna o negligencia en la custodia del reo, considerando que su fuga se produjo pese a estar bajo vigilancia policial.
En los próximos días se esperan pronunciamientos oficiales sobre las sanciones a los responsables de la custodia y sobre las medidas adicionales que se adoptarán para evitar que casos similares se repitan.
¿Cómo pudo escapar de un hospital bajo custodia?
La principal pregunta que queda en el aire es: ¿cómo logró fugarse un interno condenado por delitos graves desde un hospital con seguridad policial?. Versiones preliminares señalan que los cómplices ingresaron caracterizados como personal de salud y aprovecharon la madrugada para evadir la supervisión.
Este incidente revive los cuestionamientos sobre la seguridad penitenciaria en el país. No es la primera vez que un interno se fuga durante una atención médica, lo que evidencia fallas en la coordinación entre el INPE, la PNP y los hospitales.
Un sistema penitenciario bajo presión
La fuga de Jaramillo Inga no es un hecho aislado. En las últimas semanas, otros incidentes en penales del país, como el hallazgo de un interno muerto en un cilindro de agua en Trujillo, han puesto en evidencia la fragilidad del sistema penitenciario peruano.
Especialistas advierten que la sobrepoblación carcelaria, la falta de personal capacitado y la corrupción son factores que permiten que internos encuentren brechas para escapar o delinquir desde el interior de las cárceles.
La fuga en Huánuco será una prueba de fuego para el INPE y la PNP, que deberán demostrar rapidez y eficacia en la recaptura. Además, abre un debate urgente: ¿hasta qué punto el Estado puede garantizar seguridad y control frente a internos peligrosos cuando salen de los penales para recibir atención médica?
Lo cierto es que el caso de Oswaldo Milton Jaramillo Inga expone nuevamente una grieta en el sistema, que criminales no dudan en aprovechar.