Sergio Encinas Mederos, ex alférez de la Marina de Guerra del Perú, vuelve estar en las páginas judiciales luego de ser sentenciado nuevamente por el Poder Judicial; esta vez, por la apropiación de casi S/ 100 000 destinados para garantizar el funcionamiento de la Estación Naval en Pichari en la zona del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) en Ayacucho.
La Fiscalía informó que el ex militar que ocupaba el cargo de jefe de la Oficina de Administración de la base militar del Vraem y Rafael Ángel Acevedo Gálvez, comandante del complejo, fueron sentenciados por el delito de peculado doloso. El delito se habría cometido entre octubre y diciembre del 2013 mediante la falsificación de órdenes de pago -que autorizaban ellos mismos- que se usaban para justificar los gastos de la Estación Naval de Pichari. Con esta modalidad, lograron apropiarse de S/ 96 870.40 de S/ 235 000, que era el presupuesto total.
Oscuro pasado
Este no es el primer problema que Encinas Mederos tiene con la justicia, pues en abril del 2000 fue sentenciado a tres años de prisión suspendida por ocasionar la muerte de José “Pepito” Mayta, un joven de 17 años con síndrome de down que perdió la vida por una bombarda que el ex alférez tiró en el Estadio Nacional durante el partido entre Universitario de Deportes y Unión Minas.
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Según la madre de “Pepito” una trabajadora de limpieza del estadio, su hijo era hincha de la “U” y por eso lo llevó a su trabajó aquel domingo 2 de abril. El gol del jugador argentino Carlos Yaque abrió el marcador a favor del equipo crema. La emoción del momento hizo que Sergio Encinas lanzara una bombarda que impactó en el ojo izquierdo del menor de edad.
Pese a que su madre y algunos hinchas intentaron socorrerlo, no pudieron evitar su destino fatal; “Pepito” falleció a los minutos del impacto.
La conmoción por el lamentable hecho fue tal que Carlos Yaque llegó a decir: “Yo solo hice el gol, solo quería ayudar al equipo, si hubiese sabido que esto pasaría jamás hubiese hecho el gol”.
El ex marino de entonces 22 años, se dio a la fuga, sin embargo, se entregó a los pocos días “por el remordimiento de la culpa”.