El 18 de enero, la web Infovaticana sacudió los cimientos del Sodalicio de Vida Cristiana al informar sobre la disolución de esta sociedad de vida apostólica. Aunque la noticia contenía un fondo de verdad, la Iglesia no tardó en señalar las múltiples inexactitudes que acompañaban el anuncio.
En respuesta a estos hechos, la Asamblea del Sodalicio convocó una reunión urgente para abordar la grave situación creada por la filtración. “No podemos permitir que la irresponsabilidad de unos pocos empañe la labor de muchos”, comentó un asistente a la asamblea. Durante la deliberación, dos sodálites admitieron haber quebrantado las normas de confidencialidad y, tras un sincero pedido de disculpas, fueron expulsados sin miramientos.
Este lamentable episodio pone de relieve no solo la fragilidad de la confianza interna, sino también el riesgo de que antecedentes de esta índole se utilicen por la prensa para sembrar dudas. En este contexto, la Asamblea se vio en la necesidad de aclarar que cualquier insinuación de que el Card. Gianfranco Ghirlanda SJ, Delegado pontificio del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica (DIVCSA), hubiese participado en la filtración es completamente infundada.
“Nosotros reconocemos como ciertas solo las informaciones que brotan de nuestros comunicados oficiales”, indicaron los voceros de la Asamblea. “Nos deslindamos de cualquier noticia que surja de la prensa sobre nuestra comunidad, el Santo Padre, a quien seguimos con lealtad, así como a Mons. Jordi Bertomeu Farnós y al Card. Gianfranco Ghirlanda, SJ.”
La situación ha generado un intenso debate interno, poniendo de manifiesto la necesidad de reforzar la ética y la conducta entre sus miembros, en un momento donde la unidad y la fidelidad a la misión apostólica son más cruciales que nunca.