La noticia de la disolución del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), el influyente grupo apostólico de origen peruano, ha sacudido a la comunidad católica y más allá. Este lunes, la organización confirmó que, por orden del papa Francisco, se ha decidido la disolución de la institución, cuyo accionar ha estado marcado por décadas de denuncias de abusos sexuales, físicos y psicológicos. Aunque la confirmación se produjo tras la filtración de la noticia en una página web vinculada al Vaticano, el comunicado oficial, emitido desde la ciudad brasileña de Aparecida, destaca que la información contenía “varias inexactitudes” y mantiene su carácter de “absolutamente reservado”.
Este acto de disolución se produce en un contexto tenso y lleno de controversias legales y mediáticas. El grupo, fundado en Perú en 1971, se ha visto envuelto en una serie de investigaciones tanto locales como internacionales, que han desnudado un patrón de abuso de poder y manipulación dentro de la organización. La filtración de la información sobre la disolución, aún no confirmada oficialmente por el Vaticano, fue motivo de un acto disciplinario interno. Dos miembros fueron expulsados por violar la confidencialidad del caso, según el comunicado emitido por el Sodalicio.
El Apoyo del Papa y la Larga Larga Historia de Abusos
El pasado 9 de diciembre, el papa Francisco recibió en audiencia a los periodistas peruanos Pedro Salinas y Paola Ugaz, junto con la periodista estadounidense Elise Ann Allen, quienes han sido objeto de acoso judicial y personal tras sus investigaciones sobre los abusos en el Sodalicio. Salinas y Ugaz, autores del libro Mitad Monjes, Mitad Soldados (2015), fueron los primeros en destapar los oscuros secretos del Sodalicio, revelando testimonios de víctimas que denunciaron abusos sexuales, físicos y psicológicos perpetrados por altos miembros de la organización.
En julio de 2023, el Vaticano intervino directamente en el caso, enviando a Perú a dos de sus más destacados investigadores en casos de abusos, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote español Jordi Bertomeu. Su labor concluyó con la expulsión de Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio, y de otros miembros clave de la organización, tras confirmarse las acusaciones en su contra por abusos sexuales, algunos de ellos cometidos contra menores de edad.
El Caso de Luis Fernando Figari: Un Escándalo que Perjudica al Vaticano
Luis Fernando Figari, nacido en Lima en 1947, ha sido el personaje central de este escándalo. Tras décadas de encubrimiento y complicidad por parte de la jerarquía de la Iglesia, finalmente fue expulsado del Sodalicio tras múltiples acusaciones de abusos. El caso del Sodalicio resurgió en 2018 cuando la Fiscalía peruana solicitó prisión preventiva para varios miembros y exmiembros de la organización, entre ellos Figari. En respuesta, el Vaticano tomó la decisión de intervenir directamente en la organización y, en abril de 2023, aceptó la renuncia del arzobispo de Piura, José Antonio Eguren, quien había sido señalado por haber encubierto los crímenes cometidos por Figari.
El informe interno realizado por el Sodalicio, al cual tuvo acceso la prensa, identificó a varios de los responsables de estos abusos, entre ellos Figari, el fallecido Germán Doig, y otros miembros de la organización como Virgilio Levaggi y Jeffrey Daniels. El informe documentó al menos 36 víctimas, de las cuales 19 eran menores de edad, y los abusos habrían tenido lugar entre 1975 y 2002. Sin embargo, las denuncias fueron archivadas por la Fiscalía debido a que los casos ya habían prescrito.
El Futuro del Sodalicio y su Disolución Definitiva
El anuncio de la disolución del Sodalicio cierra un capítulo oscuro de la historia de esta organización. Mientras tanto, los miembros del SVC, reunidos en Aparecida, Brasil, continúan reafirmando su lealtad al papa Francisco, al cual consideran el máximo garante de su “obediencia y confianza”. No obstante, el camino por recorrer para las víctimas de abuso y los observadores del caso sigue siendo incierto. Si bien se ha tomado la decisión de disolver el grupo, el daño ya está hecho, y las preguntas sobre el futuro de los responsables y los afectados continúan siendo el centro del debate.
El Sodalicio ha insistido en que solo reconoce las noticias publicadas en sus comunicados oficiales, y en un acto de defensa, lamentó que la prensa haya utilizado la filtración de información para sembrar dudas sobre la involucración del cardenal Gianfranco Ghirlanda, delegado pontificio del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada. A pesar de los esfuerzos por manejar la narrativa, el impacto de los escándalos del Sodalicio sigue siendo un tema de discusión crucial, no solo para la Iglesia Católica en Perú, sino para el Vaticano, que enfrenta una creciente presión por su manejo de estos casos.