La madrugada del lunes 15 de septiembre, la tranquilidad de los vecinos del sector 3, grupo 18 de Villa El Salvador, fue interrumpida por el estruendo de varios disparos. La víctima, César Augusto Gonzales Tataje, de 46 años, fue atacada dentro de su mototaxi mientras cumplía con una carrera solicitada por un supuesto pasajero.
El sicario lo abordó cerca de la avenida Revolución y le disparó al menos en cuatro oportunidades antes de escapar en una motocicleta que lo esperaba a unos metros. El ataque, según testigos, fue rápido, preciso y calculado, típico de los ajustes de cuentas ligados a mafias de extorsión.
La extorsión detrás del asesinato
De acuerdo con su familia, César Gonzales y otros mototaxistas de la zona pagaban 5 soles diarios a una organización criminal que los hostigaba desde hacía dos meses. Ese dinero era el “cupo” exigido para permitirles trabajar sin represalias. Sin embargo, una semana antes del crimen, Gonzales habría decidido dejar de pagar las extorsiones, cansado de los abusos y la amenaza constante.
Esa decisión lo marcó como objetivo. Según sus allegados, la emboscada fue un mensaje mafioso dirigido a todos los conductores que intenten rebelarse contra estas estructuras criminales que operan en distritos de Lima Sur.
Una víctima que deja huella
César Gonzales era conocido en Villa El Salvador como un hombre trabajador, con más de 20 años de experiencia como mototaxista. Su rutina era salir desde temprano para sostener a su familia y asegurar el futuro de sus dos hijos menores, quienes hoy quedan en la orfandad.
“Él siempre estaba pendiente de sus hijos. Trabajaba de sol a sol para darles lo mejor. Esto no puede quedar impune”, declaró entre lágrimas su hermana, exigiendo justicia y mayor protección para los transportistas que viven bajo el acecho de bandas criminales.
Villa El Salvador bajo la sombra del sicariato
Este no es un caso aislado. Villa El Salvador, junto con San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo, figura entre los distritos con mayor incidencia de extorsiones, cobro de cupos y sicariato. Las bandas suelen controlar el transporte informal, las obras de construcción civil y hasta los pequeños comercios.
El asesinato de César pone nuevamente en evidencia el avance del crimen organizado en Lima, donde los mototaxistas son un blanco constante por ser una actividad de alta concentración en zonas vulnerables y de fácil identificación para las mafias.
La investigación policial en marcha
La Policía Nacional del Perú (PNP) ya inició las diligencias para esclarecer el caso. Agentes de homicidios y de la División de Investigación Criminal de Lima Sur trabajan en la identificación de la banda detrás del asesinato. Se han recogido testimonios de vecinos, imágenes de cámaras de seguridad y versiones de otros mototaxistas que confirman la existencia de amenazas previas.
El Ministerio Público, a través de la Fiscalía contra la Criminalidad Organizada, también asumió el caso, bajo la hipótesis de un crimen por represalia extorsiva.
¿Qué tan extendidas están las mafias de extorsión contra mototaxistas?
El homicidio de César Gonzales plantea una pregunta crucial: ¿hasta qué punto las mafias de extorsión han tomado control del transporte menor en Lima y Callao?.
Según cifras de la propia PNP, decenas de denuncias mensuales corresponden a mototaxistas que reciben amenazas de bandas criminales. Los delincuentes suelen pedir montos que van desde 5 a 20 soles por día, bajo amenaza de ataques armados o daños a sus vehículos. Esta práctica ha normalizado el miedo y la resignación entre los conductores, quienes muchas veces optan por pagar antes que arriesgar sus vidas.
El clamor por seguridad
Tras el asesinato, los colegas de César realizaron una breve manifestación en el mismo sector donde ocurrió el crimen. Con sus unidades estacionadas en fila, exigieron más presencia policial, patrullajes permanentes y operativos contra las mafias que operan a vista y paciencia de las autoridades.
“Hoy fue César, mañana podemos ser nosotros. No queremos seguir pagando cupos para trabajar. Queremos seguridad”, expresó uno de los mototaxistas, quien pidió reserva de su identidad por temor a represalias.
Una herida abierta en la comunidad
El crimen ha dejado una profunda marca en Villa El Salvador. Los vecinos de la zona reconocen que el temor se ha instalado en las calles y que la vida cotidiana se ve afectada por el miedo a nuevos ataques. Familias enteras escucharon los disparos y se refugiaron en sus casas, conscientes de que la violencia puede tocar a cualquiera.
Mientras tanto, los hijos de César Gonzales enfrentan un futuro incierto. La comunidad se ha organizado para apoyarlos, pero la ausencia de su padre es irreparable.
Una lucha que aún espera respuesta
El asesinato de César no solo es un hecho policial, sino un reflejo del avance del crimen organizado y el fracaso del Estado en garantizar seguridad ciudadana. Las extorsiones contra mototaxistas se han convertido en un negocio rentable para las bandas, mientras que la respuesta estatal llega tarde y con recursos limitados.
La pregunta que queda es si este crimen será un punto de inflexión para fortalecer la lucha contra las mafias o si, como en muchos otros casos, terminará diluyéndose en el tiempo, dejando a los trabajadores expuestos y desprotegidos.